El Monseñor presidió la misa en el marco de la tradicional fiesta del Cristo de Sumalao, en el Departamento de Cerrillos. Cargnello a través de su homilía criticó duramente a la dirigencia política argentina y arremetió contra problemas como la corrupción.
El arzobispo de Salta arremetió fuertemente contra la corrupción a quien consideró una maquina productora de pobreza y puso énfasis en la dirigencia política en general al hablar al respecto.
“La pobreza es fruto de la corrupción. No puede ser que haya hambre, que haya un 50 por ciento casi de pobres en la tierra bendita del pan, algo anda mal”, resaltó el Monseñor ante los fieles peregrinos que se hicieron presentes en la pequeña localidad de Sumalao.
Cargnello, acostumbrado a lanzar a través de las homilías mensajes con un claro contexto político, volvió a reaparecer públicamente en una festividad religiosa en este año. Apuntó a la pobreza como el principal problema que tiene el país y señaló a las dirigencias como causantes de la misma.
“La pobreza de nuestra patria no es fruto principalmente de la sequía, es fruto de la corrupción y de la mentira; del robo y de la injusticia”, arremetió el arzobispo.
El máximo referente eclesiástico salteño también se refirió al rol de los ciudadanos en los debates e instó a la población a movilizarse al respecto.
“Le decimos al señor, conviértenos y perdona nuestro pecado. Que nos demos cuenta, no solo en el ámbito de la familia, sino también en el espacio de nuestro ejercicio de ciudadanos, que cada uno es responsable, no solo de exigir, sino también de dar trabajo, dar mi trabajo, dar mi trabajo responsable, dar mi incluso mi generosa entrega por una Nación mejor”, prosiguió en su escrito el moseñor.
Para finalizar, Cargnello sostuvo que el camino del diálogo es el que deben seguir desde la política local y nacional. También se refirió a la necesidad del descarte de las falsas ideologías.
“Conviértenos para que se haga un pueblo digno de tantos regalos como los que nos haces. Una tierra prodiga, generosa, en el campo, en las aguas, en la gente buena que hay mucha en nuestro país, que encontremos caminos de diálogo. Fraternidad. Debemos sentirnos hermanos, no enemigos. De optar por hacer el bien y no por ampararnos en ideologías falsas y deshumanizadora”, sentenció Cargnello.