El intendente de Santa Victoria dijo que hasta hace cuatro días ningún funcionario provincial se había contactado con él y que desde el 10 de diciembre que no se implementa ningún programa para paliar el hambre.
El cacique Rojelio Nerón, intendente de Santa Victoria Este, tiene tantos problemas que no sabe por dónde empezar. O sí: el hambre. A veces, en vez del hambre, en primer lugar está la falta de agua potable. Después viene todo lo demás: falta de ambulancias, falta de programas, falta de comunicación.
Nerón confesó que no había hablado con el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, hasta que se conoció la muerte de un niño wichí, un par de días atrás. “Recién ayer hablamos con el Gobernador. Ayer me dijo que la puerta de la gobernación está abierta”, dijo.
Nerón, sin embargo, se expresó más entusiasmado con el diálogo que tuvo con el ministro de Nación, Daniel Arroyo. “Él vio la realidad de cómo vivimos. Él decía que acá hay que hacer las cosas. Me gustó la frase por lo menos. Nos prometió que nos va a ayudar. Yo le mostré la realidad de mi gente”, relató.
El cacique expresó, además, que fue bueno que los funcionarios provinciales y nacionales vieran la magnitud de la pobreza y de los problemas de los habitantes de Santa Victoria, porque a veces él va a gestionar algo para el municipio y le dicen que exagera los problemas.
Nerón relató que actualmente quedaron trabajando en el municipio operarios de Aguas de Salta. Gente que está viendo cómo mejorar el servicio de agua.
“Mañana llega otra gente, de salud. Y lo que más necesitamos es alimento. De qué te sirve que te manden agua si no te mandan comida”, enfatizó.
Por otra parte, Nerón reconoció que, desde que asumió, el 10 de diciembre, no pudieron articular ningún tipo de programa con Provincia para mitigar el hambre de las comunidades. Y esto es un problema, porque la puerta de la intendencia es la que todos golpean cuando necesitan algo: pañales, chapas, agua. “Es triste, pero el gobernador me entendió. Me dijo que va a mandar comitiva”.
“El intendente que se fue, Moisés Balderrama, nos dejó un desastre. Sin nada, sin silla. Ni un machete si quiera han dejado. Nosotros nos damos maña como sea, igual. Yo cuando asumí el 10 empecé de cero. No había nada programado. No había nada. Se han robado todos los papeles, ni para ver cuáles eran los programas. Recién ahora va a entrar algo de ayuda”, dijo.