Tevez, de 9 pero con la 10, fue Coloso en Rosario. Clavó un golazo y empujó al Xeneize, que ganó 2-0 y es líder de su zona. Lisandro López hizo el otro, Villa volvió a jugar y hasta debutó el Pulpo González. No fue goleada por los palos.
Suele decirse que cualquier equipo que pretenda sacar chapa de campeón primero debe hacer pata ancha en Rosario. Pues bien, la Copa de la Liga Profesional tiene apenas dos fechas y el camino todavía se presume largo para el actual rey del fútbol argentino. Sin embargo, esa prueba, esa medida de todas las cosas, esa exigencia futbolística y espiritual que Boca tuvo que afrontar en el Coloso, no fue pensando en este torneo. Claramente, el equipo de Russo jugó pensando en la Libertadores, en los octavos que se vienen, en el sueño de la Séptima. Y la aprobó. Y la aprobó bien. Con solvencia. Con firmeza. Con autoridad. Con un 2-0 que ilusiona todavía más.
Si a partir de esto puede decirse que Boca está para ganar la Copa, es aventurado. Pero sí está claro que el equipo de Miguel se ha convertido en un hueso duro de roer para cualquier adversario que se le presente. Es un rival combativo, que se la banca atrás, que resiste con su arquero invicto (Andrada volvió otra vez con la valla en cero), pero que también juega. Y además lastima, como lo hizo con Tevez, cada vez más picante, cada vez más decisivo, cada vez más parecido al mejor Tevez. La definición de Carlitos de crack (y también de nueve, como le pide su DT) para el 1-0 fue de la mano con un pase mágico de Salvio, como para mostrar que el equipo tiene más de un recurso. Y que cuando el rival se equivoca, como lo hizo Pablo Pérez en esa salida fallida que quedó en los pies de Toto, no te perdona.
Newell’s, en efecto, hizo lo que cualquier equipo copero que juega de local es capaz. De entrada, presionó, asfixió, acorraló. Fue una ráfaga en la que Boca no podía pensar, no podía salir, la estaba pasando mal en serio después de mucho tiempo. Pero duró apenas diez minutos. Después de eso, la respuesta fueron tres situaciones claras de gol en 180 segundos (un remate de Tevez por encima del travesaño, un cabezazo del 10 que tapó Aguerre de manera espectacular y una mala definición de Villa). El equipo de Russo, en definitiva, ya había salido del rincón.
Después, habrá que ver si este 4-2-3-1, con Campuzano y Capaldo de doble cinco, Salvio abierto a la derecha, Villa a la izquierda, Cardona por el centro y Tevez de nueve, es lo que Miguel imagina para jugarle al Inter. Pero si así lo piensa (sin Pol y sin Soldano), al menos se llevó una buena impresión. Es cierto que Cardona, por momentos, se mostró desconectado. Pero cuando se enchufó, jugó, hizo jugar, metió esos pases punzantes y hasta un corner exquisito para que Licha López pusiera de cabeza el 2 a 0.
La realidad es que Boca terminó doblegando con contundencia a un rival que llegó a dar el máximo de sus posibilidades. Y si bien es cierto que se desmoronó por un error propio, el campeón argentino le supo bancar la parada, torcerle la muñeca y hasta generarle situaciones para edificar una goleada que no se dio pero que pudo ser (Villa tuvo dos situaciones para aumentar y Tevez, un tiro en el palo).
La mala será la lesión de Salvio. Pero en el fondo, Boca dio otra muestra de autoridad, de equipo bravo y de gran candidato a pelear la Copa. Y todo lo que juegue..
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