El brasileño nacionalizado peruano, leyenda del Sporting Cristal, reconoció que su visita a Racing como jugador había sido incomparable. "Jugué en el Maracaná, con Flamengo y ante 150 mil personas, pero como lo que me tocó vivir en cancha de Racing, nunca viví algo igual", reconoció.
En tiempos en que el técnico de la Selección, Lionel Scaloni, desató una fuerte polémica en torno a la calidez que se vive en los estadios de fútbol, desde Perú llegó la voz de Julinho, una leyenda de Sporting Cristal que puso al Cilindro de Avellaneda por encima de todas las canchas que jamás pisó.
El brasileño nacionalizado peruano visitó Avellaneda en las recordadas semifinales de la Copa Libertadores 1997, en la que su equipo cayó por 3-2 pero luego avanzó a la final tras el 4-1 en Lima. "En el Cilindro viví la mejor sensación que sentí dentro de un campo de fútbol en mi vida. Aquella noche, el piso de la cancha se movía y la hinchada era un jugador más”, reconoció en charla con Pasión Libertadores.
“Había papelitos por todos lados, humo y bengalas. Sinceramente, una cosa indescriptible. Jugué en el Maracaná, con Flamengo y ante 150 mil personas, pero como lo que me tocó vivir en cancha de Racing, nunca algo igual”, manifestó Julinho de Andrade Moura. Es que se trató de un recibimiento inolvidable, una lluvia de papelitos y un aliento ensordecedor de una jornada única en el Cilindro.