En la Sala III del Tribunal de Juicio se desarrolló hoy el tercer día de la audiencia de debate seguida contra Pablo Gabriel Yáñez (33), imputado por el delito de tentativa de homicidio doblemente calificado por la relación de pareja preexistente y por mediar violencia de género en perjuicio de Rocío Natalia Sarapura.
Hoy declararon cuatro testigos: un empleado de seguridad del Cementerio de la Santa Cruz y tres peritos del CIF.
El hecho por el cual llegó a juicio Yáñez ocurrió el 25 de enero de 2019, en la necrópolis ubicada en la calle Talavera de la ciudad de Salta. Según consta en la causa, esa tarde, el acusado ingresó al cementerio con su pareja, discutiendo. Una vez adentro, le arrojó el contendido de una botella de alcohol etílico y le prendió fuego.
El primero en comparecer ante la jueza Carolina Sanguedolce fue un guardia de seguridad privada que cumplía funciones en el cementerio en enero de 2019. El testigo refirió que cuando regresaba con un compañero de hacer un recorrido por el sector nuevo de la necrópolis fueron interceptados por una mujer que les comunicó que había visto a dos personas discutiendo. Dijo que cree recordar que les mencionó además que una de ellas estaba quemada.
Con su compañero se dirigieron al lugar indicado por la mujer, en la primera sección, y encontraron a Sarapura sentada en el piso junto a un grifo, con las piernas rojas, quemadas. La joven se quejaba de dolor y su acompañante –Yáñez- le arrojaba agua con un envase de vino, de cartón.
El guardia dijo que el acusado explicó que a Sarapura se le habían caído unas velas encima pero no supo precisar dónde había ocurrido el supuesto accidente. Indicó que con el personal policial que arribó luego al lugar hicieron un rastrillaje por el cementerio pero no encontraron indicios de que se hubieran caído algunas velas.
Consultado acerca de la reacción del imputado en esos momentos, el testigo refirió que se lo veía desesperado porque se llamara a una ambulancia y molesto con el personal de seguridad. Agregó que le pareció extraño que ambos aparentaban “estar bien entre ellos” y que “no escuchó que ella lo acusara a él de haberle hecho algo malo”.
A continuación declaró el técnico científico del CIF que tuvo a su cargo el informe toxicológico del imputado y de la víctima. Precisó que a Sarapura se le tomó la muestra a las 23.55 del 25 de enero (día del hecho) y arrojó la presencia de 0,81 gramos de alcohol en sangre. A Yáñez se le extrajo la muestra a las 00.25 del 26 de enero, con un resultado de 0,28 gramos de alcohol en sangre. A ambos se les realizaron también tests para detectar la presencia de sustancias estupefacientes, con resultados negativos.
El profesional realizó además un análisis que arrojó la presencia de restos de hidrocarburo en la ropa de la víctima. “Se encontraron moléculas comunes a varios combustibles. No se puede afirmar ni descartar que se haya tratado de alcohol etílico”, sostuvo.
Luego declaró el licenciado en Criminalística del CIF que se ocupó de llevar a cabo una inspección ocular en el cementerio al día siguiente del hecho. El testigo proyectó imágenes del lugar y aportó que en un sector de nichos se secuestró una botella plástica de alcohol etílico. Indicó que en ese mismo pabellón, en la parte superior, se observaron manchas en el piso y restos de combustión. Finalmente compareció la licenciada en Criminalística que llevó a cabo un informe de inspección de las prendas de vestir de Yáñez y Sarapura para determinar la presencia de alcohol etílico y daños compatibles con fuego. La prenda más afectada fue la musculosa que vestía la víctima, que en la parte superior presentaba agujeros producto del fuego, con bordes negruzcos, endurecidos y quemados, y manchas de hollín.
También se observaron manchas de hollín y manchas amarillentas compatibles con la acción del calor en el corpiño de la damnificada. El pantalón corto de jeans de la joven no presentaba quemaduras pero sí tenía manchas de un líquido inflamable que no llegó a encenderse. La audiencia se reanudará el lunes con la declaración de los últimos testigos.