El caso conmueve; la prima y la hermana de Paola también hicieron denuncias en Salta. En Tucumán a los manifestantes solicitaron juicio político para un juez.
El femicidio de Paola Estefanía Tacacho traspasó todas las fronteras. Absolutamente todos los medios de comunicación le dedicaron amplios espacios -en los últimos días- no solo al femicidio en sí, sino a los inadmisibles pormenores jurídicos.
El hartazgo hizo que en la soleada tarde de ayer, tanto en la vecina provincia de Tucumán, en su capital, San Miguel, y a la misma hora en nuestra plaza 9 de Julio, cientos de mujeres (en las dos marchas) y también hombres reclamaran a quien quiera oírlos lo que ya no es una queja, sino un clamor desesperante. En Salta numerosas agrupaciones se dieron cita en la marcha, algunas de ellas con evidente tinte político. Pero más fueron las mujeres que luchan y se unen en un mismo reclamo: en silencio, arengadas o directamente mostrando con su presencia una realidad que no encuentra explicación de la sociedad y mucho menos de la Justicia.
En la tarde de ayer se vio la consternación de los familiares de Paola Tacacho, pero también la emoción llegó hasta las lágrimas de ocasionales anónimos que no pudieron soslayar la calamidad de la violencia hacia las mujeres, exhibidas día a día y en todos los medios y redes sociales en nuestro país, inocultable ya. La marcha congregó a un millar de personas en Salta, o quizá más, y en Tucumán una cantidad similar.
Las palabras de Ana, la hermana de Paola, no hicieron más que enrostrar una vez más la desarticulación de la Justicia con la realidad del tema.
Hablar de cinco años de acoso, de 17 denuncias interprovinciales por violencia de género, acoso sexual y amenazas de muerte y que el acusado termine finalmente por cumplir su incalificable designio, huelga de comentarios.
Ana, apenas pudo hablar ante los medios, presa del dolor, de la cruel emoción de tener que acusar por lo que no se hizo, por el abandono, por la lentitud y, por sobre todas las cosas, por la evidente negligencia del proceso mismo. No. No pudo hablar y la marcha tuvo ese signo: el silencio de los que deben resignarse por lo que se omitió hacer.
La marcha
El reclamo fue contundente. "Queremos justicia" por el femicidio de Paola Estefanía Tacacho. Familiares, amigos y vecinos en general se sumaron a la marcha para denunciar y repudiar la inacción de la Justicia tras el asesinato en Tucumán de la mujer de 32 años, profesora de inglés.
Su acosador durante cinco años, denunciado decenas de veces, Mauricio Parada Parejas, fue quien, con un puñal, acabó con su vida.
"Todo el país está conmocionado porque el Estado y la Justicia permitieron que Paola sea asesinada de esa manera. La Justicia tucumana promovió eso cuando en 2017 lo sobreseyeron (a Parejas). Para el juez, la palabra de Paola no era suficiente y le dijeron que los testigos no eran precisos. El magistrado no lo elevó a juicio porque, según él, no había que dilapidar los recursos del Estado. Esto devela el desprecio que tenía el juez por la vida de Paola. No podemos permitir que esa sea la Justicia que atiende las causas de las mujeres", dijo una de las personas que estuvo en la marcha.
Agregó que "su prima y hermana (de Paola) también hicieron denuncias en Salta, pero tampoco hubo respuestas de ningún tipo. Hubo 17 denuncias; en mayo fue la última. Ella pidió ayuda a gritos".
Con 17 denuncias por acoso y amenazas, y el conocimiento de sus allegados y colegas, de la desesperante situación que soportó durante 5 años, finalmente la violencia machista pudo más. Una perimetral no pudo evitar que Parejas cumpliera con sus amenazas.
El hombre asesinó a puñaladas a su exprofesora de inglés el viernes por la noche en pleno centro de la capital de Tucumán y la noticia consternó al país. Si bien hubo testigos, nadie pudo hacer nada hasta que el crimen quedó consumado. El victimario se suicidó, es decir que, de alguna manera, huyó.
Sentada y reclamo en Tucumán
En la vecina provincia el reclamo contra la Justicia por la muerte de Paola Tacacho se hizo sentir poco después de las 18. En pleno centro de San Miguel de Tucumán y frente a la casa de Gobierno muchos de los manifestantes hicieron oír su queja.
Allí resonó a viva voz el juicio político en contra de los jueces y fiscales que intervinieron en las 13 denuncias que la mujer realizó con distintos tenores en la Justicia tucumana y que tuvieron como corolario la crónica de una muerte anunciada.
Cientos de mujeres se congregaron con cartelerías de todo tipo, pero con un solo reclamo: justicia.