A la entronización de las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro asistieron agentes de salud y seguridad. El arzobispo reclamó respetar a los pobres.
El arzobispo Mario Cargnello pidió ayer respeto por los pobres en la ceremonia de entronización de las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro, que se hizo sin fieles por la pandemia y se transmitió por Facebook. Entre los pocos invitados que tuvo la ceremonia hubo trabajadores esenciales que nunca dejaron de prestar servicio desde el inicio de la crisis sanitaria.
"Nadie puede creerse dueño de los demás. Ningún partido político, ninguna facción ideológica puede creerse dueño de un pobre. Al pobre lo cuida Dios ¿Significa que me desentienda? De ninguna manera, todo lo contrario. Pero debo tratar a mi hermano pobre con respeto, con sentido de fraternidad, con capacidad de respetar el proyecto de Dios... No para que me dé un voto, me acompañe cuando me interesa o me sirva para imponerme al otro", afirmó el religioso.
Cargnello habló a los fieles durante la ceremonia con la cual comienza la fiesta del Milagro. A la celebración asistieron el gobernador Gustavo Sáenz, la intendenta de Salta Bettina Romero y representantes de los trabajadores de la salud y la seguridad.
"Queremos rezar por quienes se están jugando la vida por nosotros en esta pandemia", dijo Cargnello y agradeció la presencia del gerente del hospital Señor del Milagro, Juan José Esteban, una enfermera, un chofer de colectivo, un recolector de residuos y un miembro de la Policía de la Provincia.
La fiesta religiosa que se inició ayer culminará el 15 de septiembre, cuando normalmente se hace la procesión, este año suspendida por la COVID-19.
"En el peor momento de la pandemia, queremos celebrar el Milagro y nacer de nuevo", manifestó el arzobispo y dijo que este año representa "una gran oportunidad de volver a poner a Cristo en el seno de la vida familiar, la vida personal y la vida social".
Madres
Mario Cargnello además invitó a "renacer agradeciendo a nuestras madres, que nos tuvieron en su seno y nos hicieron nacer". En ese sentido, planteó: "¿Qué une el movimiento magnífico de la madre que abraza y contiene a su hijo con el hijo que hace renacer a su madre? Es el amor".
La ceremonia de ayer tiene un significado profundo para los devotos del Señor y la Virgen del Milagro. Consiste en bajar las imágenes de sus altares y ponerlas en los laterales de la Catedral. En ese lugar permanecen habitualmente hasta el día de la procesión para que puedan verlas más de cerca los miles de fieles que suelen visitar el templo en esta época.
Mario Cargnello también pidió que los fieles este año centren su vida en el "proyecto de Dios" y los invitó a "descubrir que solo somos hombres y no superhéroes ni mucho menos dioses".
"La grieta que nos duele no es un problema político, es un problema ético. Solo enfrentando nuestro propio corazón cerrado, orgulloso, obcecado y estúpido podemos advertir que es necesario salir de esa cerrazón y abrirnos a los hermanos. Estamos en una misma barca y nos necesitamos los unos a los otros, como lo ha dicho Francisco", manifestó el arzobispo durante su homilía.