Juan Antonio Cabrera, es un comerciante gastronómico en Embarcación. En su casa posee su confitería y puertas más adentro es el lugar donde hoy su familia se refugia ante la amenaza del coronavirus. Sus miembros pertenecen al grupo de riesgo.
¿Por qué decidió vallar su vereda? Es la pregunta que le hizo InformateSalta a Juan Antonio Cabrera tras las publicaciones que lo categorizaron como un caso extremo dentro del contexto de la cuarentena por coronavirus.
“Decidí tres días antes de la cuarentena cerrar el negocio para evitar el amontonamiento ante la pandemia, porque nosotros estamos bien informados. Tenemos mucha gente vieja en la casa de 80 y 90 años y por eso tomamos la decisión de cerrar la confitería” inició Juan Antonio.
Luego paso al motivo por el qué decidió cerrar su vereda con cajones de gaseosas y vallas. “Al frente de mi negocio hay un super trucho que vende barato y la gente se agolpa. Tengo un toldo que hace sombra y tengo varias puertas/ventanas donde se pueden sentar. Entonces, vienen a las 3 o 5 de la madrugada y se ponen bajo el toldo hasta que abren a las 9” contó el comerciante.
En consecuencia, alrededor de 50 personas llegan a pernoctar en su vereda, esperan durante el día, “la gente tiene donde sombrearse y se vienen de a dos o tres y hacen cola. Cuando compran la mercadería, se van dejando toda la roña, botellas plásticas, pañales con caca, hacen pis. Tengo que pedir permiso para para entrar a mi casa” relató ofuscado Juan Antonio.
Ante esta situación, en numerosas ocasiones denunció los desmanes que se registran en la puerta de su casa, a la Municipalidad, Policía de Salta y Gendarmería. Ninguna de las instituciones mencionadas logró darle una respuesta, por lo que, ante la pandemia y en resguardo de su familia y la comunidad tomó la decisión de cerrar el paso de su vereda.
“No puede ser esto, no soporte más, uno se cuida y cuida a la gente, cierro mi negocio para cuidar a todos y esta gente no entiende, entonces ¿qué hice? Cerré mi vereda con cajones de gaseosas. Cuando cerré, al otro día no había más de 20 personas esperando que abra el super porque no tenían donde sentarse y sombrearse”.
El comerciante de Embarcación aseguró que se encuentra cuidando la salud de su familia y la población, mientras que su par del frente no hace nada para cumplir con las medidas de higiene.
“Cuando termine la cuarentena, es decir que diga el gobierno que ya paso la cuarentena, lo saco” prometió Juan Antonio Cabrera .