La mayoría se encuentra en localidades de Iruya, San Martín y Santa Victoria. Falta de agua o luz, baños con letrinas y techos precarios son algunas de las falencias.
En la provincia de Salta existen 23 "escuelas rancho", según datos del Ministerio de Educación. Estas instituciones no cuentan con las condiciones mínimas para funcionar como establecimiento educativo y se encuentran en una situación de gran precariedad. Están ubicadas en zonas rurales, muy lejanas a las poblaciones y acceder a ellas resulta dificultoso. Todas son de nivel primario.
La mayoría, siete, se encuentran en Iruya mientras que otras cinco están en General José de San Martín. En Santa Victoria hay cuatro. Otras tres están en Anta. En Rivadavia hay dos y tanto en Orán como en Rosario de Lerma, más precisamente en Campo Quijano, hay una en cada zona.
En estos establecimientos se acumulan falencias edilicias como la falta de agua corriente o cañerías que la distribuyan en los baños y la cocina. Algunas de estas escuelas tienen comedores pero siguen preparando los alimentos en un "fogón", a leña porque no tienen gas.
Otro problema frecuente es la falta de luz eléctrica, por lo que suelen tener sistemas de pantallas solares, que muchas veces no les brindan la potencia necesaria. Además, los niños tienen que usar baños con letrinas, es decir, pozos a nivel del suelo. También comparten la característica de tener techos y paredes precarias, construidos con paja, adobe o madera.
El referente ministerial de las áreas de Infraestructura de la Provincia, Daniel Tovi, de profesión ingeniero en construcciones, respondió: "Estas son las escuelas que hemos podido relevar. Hacemos un recorrido en forma permanente. Tenemos un cuerpo de profesionales que recorren la provincia durante todo el año".
El funcionario explicó cómo siguen surgiendo escuelas de estas características en una provincia que escuchó reiterados anuncios sobre planes para que dejaran de existir.
"Supongamos que inauguramos un edificio nuevo en Orán y, al cabo de tres años, esa escuela queda chica porque hay muchos alumnos, entonces desde Supervisión se solicita la apertura de un anexo. Con el ánimo del gobierno de contener esa matrícula, tratamos de conseguir un aula, un salón en una iglesia o un centro comunitario. Quizá algún cacique ofrece un espacio. Entonces, allí se termina abriendo el anexo que luego prospera y, al cabo de unos cinco o seis años, se transforma en una escuela con número propio. Esas escuelitas son las que se llaman rancho".
Consultado sobre si planean mejorar las escuelas o construir nuevas, Tovi indicó que para resolver la problemática lo primero que se necesita es establecer un protocolo de cómo se crean los anexos. "Tenemos que resolver el problema de la matrícula que existe y dónde los ubicamos", dijo.
"Hace ocho o nueve años teníamos 37 escuelitas rancho y se fueron ejecutando edificios nuevos, reemplazándolas. Ahora volvemos a tener 23 y es por eso, porque que se han ido abriendo anexos, por la necesidad educativa de las poblaciones. Entonces tenemos que ver la forma de redistribuir la matrícula de manera que permita que el gobierno en seis o 10 meses haga un edificio seguro y que no sea una escuelita rancho nueva".
El funcionario aseguró que están elaborando una propuesta para desarrollar un plan quinquenal. "Analizamos la matrícula provincial y cómo va creciendo por área. Como hoy en día disponemos de sistemas constructivos realmente rápidos, podríamos llegar a prever que en 2021 vamos a necesitar escuelas nuevas en determinadas zonas y tener edificios dignos para los chicos y maestros".
Materiales
La delegada por Salta capital de los Docentes Autoconvocados, Silvia Di Piazza, opinó: "En esta época en la que la tecnología es algo que va en punta, nosotros aún tenemos escuelas rancho y no solo eso. Además, el estado edilicio de las escuelas en general es malísimo, pésimo, con techos que se llueven, baños que se trancan, falta de agua en la época estival. Principalmente, en el norte provincial el gran problema es justamente el agua".
"Hubo casos en los que se inauguraron escuelas pero al poco tiempo se notó un deterioro muy grande por la falta de materiales de primera calidad en las construcciones. Se utiliza material se segunda y tercera clase. Falta inversión y política educativa. Los políticos dicen en sus discurso que priorizan la salud, la educación y la seguridad, así que deben cumplirlo".