Desde hace varios viernes que un grupo de víctimas de estafas bancarias se manifiestan en plaza 9 de Julio, reclamando que dejen de realizarles los descuentos por créditos pre aprobados que otorgaron las entidades bancarias a delincuentes a través de cajeros automáticos o homebanking. Se trata del Banco Macro, Río, Galicia y Santander.
Los damnificados realizaron las denuncias penales correspondientes y en Defensa del Consumidor, y enviaron cartas documento a los bancos, sin que hasta el momento hayan tenido algún tipo de respuesta.
Muchas salteños se dieron con que los bancos les habían otorgado créditos a pagar a cinco años sin considerar el sueldo ni el historial bancario. Según los damnificados, el banco no puede rastrear las cuentas "mulas", es decir que no tienen movimiento, a las que se transfiere el dinero de los préstamos y no activa el sistema de seguridad. A otros les sacaron los ahorros.
"Hicimos distintos tipos de reclamos y nos responden que no se vulneraron los sistemas informáticos de los bancos y que los titulares somos los responsables de la estafa. No hay una firma que respalde los créditos pre aprobados, evidentemente se vulneraron todos los sistemas de seguridad porque se realizan transferencias por más de $200.000 por día. También hay muchos movimientos irregulares que tampoco fueron controlados por el banco porque los créditos se diluyen en cuentas mulas", contó a Nuevo Diario, Alejandra Ruiz, quien fue estafada el 28 de diciembre con dos crédito pre aprobado a su nombre por $230.000 y de $6.000.
"Quiero saber el nombre del empleado que autorizó el crédito y cuánto cobró de comisión. Entendemos que hay complicidad del banco o de algún empleado infiel", señaló.
Otra de las quejas de los damnificados es que no hay canales de atención que no sean telefónicos y que los bancos no los reciben personalmente para llegar a un acuerdo.
La estafa
Ruiz denunció el 28 de diciembre del 2020 que su hijo ofreció a la venta través de Facebook un parlante, donde fue contactado desde un perfil falso por un hombre que le solicitó un número de CBU para transferir el dinero. El joven dio el de su madre. Luego el comprador le pidió que vaya hasta un cajero automático, donde telefónicamente le indicaba determinadas operaciones que permitieron el robo de datos.
Luego, la mujer recibió otro llamado telefónico de un supuesto trabajador del banco solicitándole también datos.
"Cuando me di cuenta de la estafa llamé al banco y bloquearon la cuenta, después hice denuncias en la Policía y en el banco. En todos estos meses no me descontaron del crédito, pero por el DNU presidencial y el mes pasado me descontaron el 80% de mi sueldo. A raíz de la exposición del tema me ofrecieron que pague el préstamo a tasa cero.
Tuve que aceptarlo porque mi caso está en la instancia administrativa", dijo.