A pocas horas que se transmitieran las disposiciones adoptadas por el Comité Operativo de Emergencia, desde la Catedral, el sábado pasado, el padre Javier Romero lamentó que se suspendan las actividades religiosas, escolares y gastronómicas. Pidió que "como se cierran las iglesias, se cierren (suspendan) las elecciones".
A pocas horas que se transmitieran las disposiciones adoptadas por el Comité Operativo de Emergencia, desde la Catedral, el sábado pasado, el padre Javier Romero lamentó que se suspendan las actividades religiosas, escolares y gastronómicas. Pidió que "como se cierran las iglesias, se cierren (suspendan) las elecciones".
"Nos vuelven a decir lo que tenemos que hacer. Somos ciudadanos del cielo y peregrinos en este mundo. El ciudadano tiene que tratar de obedecer cuando te dicen la verdad. No tenemos que olvidarnos que el hombre de fe tiene derecho a la libertad religiosa porque es un deber esencial para la vida y la salud del espíritu", dijo.
El sacerdote sostuvo, además, que desde hace un tiempo se deberían haber prohibido las marchas y las protestas.
"Debemos ser responsables, pero no jueguen con nosotros, no jueguen con la ciudadanía, no jueguen con el pueblo ni con la esperanza del pueblo (…) No estoy diciendo que iniciemos una rebelión, sino que nos digan la verdad y que no jueguen más con la salud de un pueblo y un Estado, porque se ve que eso han estado haciendo ", agregó.
Señaló que no se puede resolver el avance del COVID-19 "encerrando a la ciudadanía" y que "ya se ha destruido todo en un año y medio". Luego, desde el corazón, arremetió: "Ahora nos vamos a guardar pero no se desesperen por las elecciones porque también hay que cerrar las elecciones. Para una cosa sí y para otras no. Creo que no deberían haber cerrado las escuelas ni las iglesias, ni lo gastronómicos. Se podría haber regulado de otra manera", disparó pidiendo disculpas por sus palabras.
Por último, dijo: "Es fácil decir cerremos por nueve días, ¿y aquel que no tiene un trabajo estable a dónde va a ir?".
En tanto, en un tono mucho más conciliador, el domingo, en la celebración de Pentecostés, monseñor Mario Antonio Cargnello se refirió al confinamiento. "Nos toca celebrar Pentecostés a la que nos veníamos preparando con entusiasmo porque se trata de la celebración del amor de Dios derramado que nos impulsa a salir a la misión en un movimiento que parece contradictorio porque nos tenemos que recluir nuevamente, reviviendo la cuarentena larga que comenzó el 20 de marzo del año pasado".
Indicó que esperan que el cierre sea solo por nueve días, tal como fue anunciado, e hizo hincapié en la politización de la enfermedad y señaló la "vacunación vip" como un pecado.
Pidió que se venza el pecado de la instrumentación política de la enfermedad. "Es una realidad vil pero la vemos acusarse mutuamente y no comprender. Querer decir a toda costa yo tengo la razón y el otro no. Querer convertir a los muertos en piedra para convertir un monumento personal o de una facción u otra. Eso abofetea a los ciudadanos, en especial a los que tienen muertos, están enfermos o han padecido la enfermedad. Y necesitan ver que en el contexto social se los respeta".