Los expertos del INTA aseguran que la parte que quedó en pie no durará mucho porque también está afectada por hongos que degradaron su interior.
Como una certera puñalada al corazón, así fue descripto el dolor que causó a los vecinos camposanteños la noticia de que su histórico Algarrobo, aquel que fue un fiel testigo de toda la historia que forjó al pueblo de Campo Santo, había sucumbido a los años partiéndose en dos. Este fornido ejemplar, cuyo esplendor ser robaba todo el paisaje sobre calle Gral. Güemes frente a la plaza central, cuenta con una edad de entre los 450 a 500 años, que se remonta a los primeros años en los cuales los españoles comenzaban a consolidar su dominio sobre la América descubierta por Colón.
El Algarrobo fue declarado como monumento nacional debido a que bajo su sombra, el general MANUEL BELGRANO planificó el desplazamiento del Ejército del Norte durante su campaña, para liberar y evitar el avance del Ejército Realista por la región norte de nuestro país. Belgrano en marzo de 1812 levantó un campamento en Campo Santo y permaneció por al menos cuatro meses antes de continuar con la estrategia planificada.
En ese mismo árbol, una heroína que aún espera por un reconocimiento nacional, doña Gertrudis Medeiros, fue amarrada y azotada como represalia por su actividad colaboracionista con el ejercito patriota, en especial con el general Güemes.
Motivos del deterioro del árbol
Si bien el tiempo fue uno de los principales motivos por los cuales el algarrobo se haya partido en dos, para el ingeniero Carlos Lorenzzetti, perteneciente al INTA Salta, hubo otros motivos que apresuraron su deterioro, entre ellos una mala poda: "Lo que puedo ver especialmente en el interior del tronco y en sus ramas, es que este árbol se fue pudriendo desde arriba hacia abajo debido a que hubo muchos años de una mala poda, estas podas sin el conocimiento necesario hicieron que se llenara de hongos. Lamentablemente la parte que quedó en pie no va a durar mucho, porque también está llena de hongos que generaron la degradación de su interior hasta volverlo como una esponja de blandito".
Con ese desalentador diagnóstico solo se puede esperar que el añoso árbol termine por caerse completamente: "Se puede ver cómo tiene kilos de ramas secas que deberían haber sido podadas, estas ejercieron un gran peso hacia los lados y con la fragilidad que presentaba terminó cayendo, no creo que se pueda salvar, pero podemos hacer algo como para que esté de pié unos 20 años más", informó.
La caída de la mitad del árbol se produjo a las 4.30 de la madrugada de ayer, provocando un ruido que asustó a los vecinos más cercanos. En forma inmediata desde Obras Públicas del municipio trabajaron en la poda de todo el árbol: "Queremos levantar la parte caída y unirla al resto, luego ajustarlas con cinchas de hierro para mantenerlas unidas. Ya comenzamos a realizar los tratamientos químicos correspondientes y vamos a trabajar sobre el árbol durante los próximos días", explicó el ingenie ro del INTA.
Un descubrimiento histórico en el árbol
Esta dolorosa situación generada por la rotura del algarrobo histórico sacó a luz un elemento que aclaró algunas dudas sobre la historia de Gertrudis Medeiros. La historia cuenta que doña Gertrudis fue amarrada al tronco del árbol, algunos aseguran que fue azotada por los realistas como escarmiento por colaborar con el ejército patriota, antes de ser trasladada hacia la provincia de Jujuy. No se dice mucho de cómo fue amarrada a un tronco tan ancho, pero al partirse en dos, el viejo tronco dejó ver su secreto mejor guardado, un clavo de hierro forjado de al menos 24 cm de largo y una pulgada en su cabeza, este elemento quedó al descubierto y todavía fuertemente incrustado. Existe un 90 % de certeza de que ese enorme clavo fue puesto para amarrar a Gertrudis y que no pudiera escapar por más fuerza que hiciera, tal vez no fue la única persona que sufrió un castigo similar, pero es la historia más conocida, “por ahora son especulaciones pero no hay otra explicación para poner un clavo de esa naturaleza, se encuentra a una altura justa como para atar las manos de una persona, por lo que estamos seguros de que fue con esa intención”, aseguró el historiador Eduardo Medina.
El frondoso algarrobo por siglos fue generoso regalando su sombra, pero lo fue mucho más durante su agonía, abriendo su pecho para devolver a su pueblo aquel objeto que pertenece a su historia, aquella historia de personas que dieron su vida por la libertad de nuestra nación.