Realizar juegos compartidos con los hijos que incluya conversar acerca de los contenidos, así como la supervisión de las interacciones, representan algunas de las sugerencias y recomendaciones a seguir.
El imaginario colectivo sugiere que los videojuegos afectan negativamente a los adolescentes. Sin embargo, es esencial identificar cuántas de estas percepciones son mitos o tienen real asidero.
En este sentido, y al igual que ocurre con el resto de las tecnologías, lo importante es lo que se hace con ellas. Variables como por ejemplo la edad, el tiempo de uso, las temáticas que aborda el videojuego, hasta las características de los usuarios – en este caso adolescentes – tienen relevancia.
Adolescencia y videojuegos: un vínculo que debemos explorar
Más allá de la existencia de cierto número de estudios que han demostrado que algunos videojuegos pueden mejorar parámetros cognitivos, así como la capacidad para resolver problemas y procesar información, hay otras voces autorizadas que alertan sobre los riesgos potenciales.
La American Academy of Child and Adolescent Psichiatry, AACAP, de Norteamérica, destaca que:
«En promedio, las niñas pasan más de una hora por día jugando con videojuegos y los niños pasan más de dos horas. Los adolescentes a menudo pasan incluso más tiempo que los niños más pequeños».
¿Cómo afectan los videojuegos a los adolescentes?
La adicción a los videojuegos puede causar varios problemas en los adolescentes, especialmente en su conducta.
Asimismo, investigadores de dicha sociedad científica señalan quelos videojuegos se han vuelto muy sofisticados y realistas.
Algunos juegos «se conectan a Internet, lo que les permite a los niños y adolescentes jugar y tener conversaciones con adultos y compañeros desconocidos», lo que nos obliga a estar alertas.
Si bien algunos juegos tienen contenido educativo, muchos de los que son más populares contienen también aspectos negativos: promueven violencia contra seres humanos y animales, con rasgos discriminatorios, existencia de violencia de género e incremento de estereotipos que refuerzan la persistencia de ciertos estigmas negativos.
Las preocupaciones estarían asociadasal efecto que produce en los jóvenes jugar en exceso y al grado de involucramiento con los roles y personajes, mostrando a la vez dificultades para controlar la cantidad de tiempo que juegan.
¿Cuáles son algunos de los posibles efectos perjudiciales de jugar en exceso?
Si bien no todos pueden presentarse, es bueno conocerlos:
Menor tiempo de socialización con amigos y familiares.
Tiempo insuficiente para actividades escolares y de ocio.
Menor ejercicio y mayor sedentarismo con implicancias en la obesidad.
¿Cómo afectan los videojuegos a los adolescentes?
Además de los problemas de conducta, la adicción a los videojuegos puede incidir en el sedentarismo y sus consecuencias sobre la salud.
¿Qué puedes hacer?
Es de importancia que la familia y las instituciones educativas promuevan un mejor uso de los videojuegos que aleje los efectos deletéreos y favorezca la aparición de beneficios.
Realizar juegos compartidos con los hijos que incluya conversar acerca de los contenidos, así como la supervisión de las interacciones, representan algunas de las sugerencias y recomendaciones a seguir.
Paralelamente, establecer tiempos de juego asegurando su cumplimiento, constituye otra posible aproximación al tema.
Ana Ramos en una interesante publicación en La Mente Es Maravillosa destaca la existencia de diferentes tipos de videojuegos, tales como los de plataforma que:
«Son los que se pasa de un nivel a otro, en pantallas sucesivas al conseguir superar los obstáculos. Promueven la rapidez de pensamiento, ya que la acción es trepidante; pero, precisamente por ello, provocan una gran fatiga que impide la concentración en actividades posteriores».
La autora señala también la existencia de juegos de práctica deportiva y no deportiva, así como los de simulación y de disparo o lucha en el que hay «combates a ritmo vertiginoso con artes marciales o armas de fuego», son quizás los que peor fama le han dado a los videojuegos y en el que hay estudios que describen que potencian la violencia en niños con tendencia a ella.
En resumen:
Los videojuegos han llegado para quedarse, por lo que no se sugiere su prohibición, pero sí una adecuada supervisión que – a modo de acompañamiento – oriente a los adolescentes desde más pequeños a un uso racional y seguro de la tecnología. Erradicar mitos que cristalizan la existencia de un vínculo negativo entre adolescencia y videojuegos.
Consultar a su vez con otros padres, docentes y profesionales de la salud acerca de estos temas, ya que cuando sentimos que nos faltan herramientas, estos nos pueden ayudar.