Pintita anunciará en las próximas horas que deja el fútbol. “Es una decisión tomada”, avisó Pablo Cavallero, manager de Vélez.
Fernando Gago siempre dijo que quería retirarse jugando. Y ese deseo, de alguna manera, se cumple en estas horas. El fútbol no lo deja a Pintita. Pintita deja al fútbol. Por propia decisión. A los 34 años, le pone el moño a una carrera llena de éxitos y de pesares, de títulos y de lesiones. Un futbolista que dejó impreso su elegante estilo en cada metro cuadrado de las canchas que pisó. Nunca pasó inadvertido... Apareció como una de las grandes promesas argentinas. Lo fue... Tanto que ni las imágenes más difíciles de su historia pudieron tapar todo lo que hizo en sus 16 años en Primera. Imposible...
Gago analizó este posible adiós en diferentes momentos de su vida. Ahora, luego de levantarse tras la quinta operación que sufrió en una cancha, Pintita tomó la decisión. ¿Los motivos? El principal, el tiempo. Sentía que por la edad ya no podía tener el nivel de otras épocas. Algo sintió en sus recientes presentaciones.
Y así, de repente, este martes sorprendió cuando les comunicó a sus compañeros la decisión. Y en las próximas horas lo anunciará públicamente.
Ni siquiera saldría a la cancha en el encuentro de lunes a las 19 ante Patronato. Su última imagen en un campo de juego será la del domingo, en el 2-2 ante Gimnasia. Más allá de dos patadas duras que recibió, Gago no tuvo buenas reacciones en los goles del Lobo.
Perdimos a un jugador importante"; dijo Pablo Cavallero, manager de Vélez. "Es una decisión tomada, pero estaría bueno que nos acompañe en el día a día sin competir. Lo vamos a invitar como lo hicimos en su momento y que nos acompañe hasta diciembre", agregó en Closs Continental.
¿Qué elegir de la carrera de Gago? ¿En qué etapa? ¿El Boca de Basile? ¿Sus días en el Real Madrid? ¿La Selección en Pekín? ¿Vélez? Difícil llegar a una respuesta definitiva. Siempre abrió debates. Para muchísimos fue un crack. Para otros, un histriónico con tendencia a las lesiones. Para todos, un profesional de la A a la Z, obsesivo, luchador, infinitamente talentoso.
Las peores fotos de Gago son las que lo llevaron a pasar por el quirófano. No se pueden tachar estas fechas de su almanaque. No por lo que sufrió, ni tampoco por la manera en que luego se levantó. 13 de septiembre del 2015: se rompió el tendón de Aquiles en el 1-0 de Boca en el Monumental. 24 de abril del 2016: sufrió la misma lesión en otro superclásico. 5 de octubre del 2017: padeció la rotura del ligamento cruzado lateral interno de su rodilla derecha en el partido de la Selección ante Perú. 9 de diciembre del 2018: se rompió nuevamente el tendón de Aquiles en la final de la Libertadores en Madrid. 31 de enero del 2020: tuvo otra lesión de ligamentos cruzados en su rodilla izquierda en el empate de Vélez ante Aldosivi.
Pero cuando muchos pensaban que la historia ya estaba terminada, Gago gambeteaba dolores y dejaba en ridículo pronósticos de despedidas. Entonces, nuevamente, regresó en octubre tras el largo parate por el coronovirus. Completó los dos partidos ante Peñarol por la serie de los 16avos de final de la Sudamericana. Y jugó un tiempo en el empate del equipo de Pellegrino ante Gimnasia, por la segunda fecha de la Copa de la Liga Profesional.
En la intensa carrera de Gago hubo otro adiós tras la final que Boca perdió en diciembre del 2018 en Madrid. Con el dolor de la derrota y de la lesión que lo llevaba a otra operación, Gago avisó en el vuelo de regreso que dejaba el fútbol. Y cumplió. Rescindió el contrato que lo ligaba a la Bombonera. ¿Chau para siempre? No.
A mediados del 2019 avisó que no se había jubilado. Un pedido de su hijo lo empujó a pensar en la vuelta a Vélez. "Estábamos hablando y me preguntó: 'Papi, ¿cuándo vas a volver a jugar que quiero ir a la cancha?'. Le dije que no sabía si iba a volver y me respondió: 'Papi, yo quiero que juegues'", recordó Pintita. Y así fue.... Gago cumplió y dejó atrás otra pesadilla ligamentaria.
También superó cosas más duras, como la muerte de su padre. Ejemplo de resiliencia, la peleó para llegar adonde se lo propuso. Hizo las Inferiores y pudo llegar a la Primera (debutó el 5 de diciembre de 2004 ante Quilmes) y brillar en Boca (en sus dos ciclos jugó 198 partidos y marcó ocho gole) También se puso nada menos que las camisetas del Real Madrid, Roma, Valencia y Vélez en dos ciclos.
Quizás alguna cuenta pendiente le haya quedado, claro, pero el currículum de Gago tiene varios renglones de éxitos. Fue subcampeón en el Mundial de Brasil y levantó el oro en los Juegos Olímpicos de Pekín. En Boca ganó tres torneos internacionales (Recopa Sudamericana 2005, Copa Sudamericana 2005, Recopa Sudamericana 2006) seis locales. En el Real Madrid fue campeón en dos Ligas (2007 y 2008), Supercopa 2008 y Copa del Rey 2011. Y con Vélez dio la vuelta olímpica en la Superfinal 2013.
La vida sigue para Gago. Y, el fútbol, también... Porque el hombre que tantas veces acarició la bocha con la zurda, el del pase exquisito, ese mismo que tan bien vio el juego desde las geografías del mediocampo, ya anduvo estudiando para ser entrenador. Por todo esto, este adiós tiene aroma de hasta luego. Hasta luego, Fernando...