Ante la incertidumbre por la llegada de los refuerzos prometidos, el entrenador y los directivos de Independiente tendrán reuniones en Villa Domínico para intentar calmar las aguas.
Independiente no tiene paz. Con la llegada del defensor Ezequiel Muñoz todavía rodeada de interrogantes, el panorama tomó un tono más oscuro con un Lucas Pusineri molesto ante la falta de los refuerzos prometidos para encarar la nueva temporada.
Es que si bien el Rojo ya abonó una parte del pase del defensor (100 mil dólares) y éste se realizó dos revisiones médicas, todavía hay dirigentes que creen que no podrán abordar el pago completo de la ficha del futbolista. Además, aducen que como el zaguero Alexander Barboza todavía está en el club, no es necesario traer a otro zaguero.
Para Pusineri, Muñoz llegaba para ser titular, pero ahora su arribo aparece como incierto. Por este motivo, hay una reunión dirigencial en Villa Domínico y el entrenador además tendrá un encuentro con sus representantes.
No es que Pusineri tenga dudas respecto de su continuidad sino que, cuanto menos, está desmotivado, fastidioso. Tampoco ayuda que mientras el refuerzo que él quiere (Muñoz) todavía no termina de llegar, la dirigencia acuerde el arribo de Federico Martínez, alguien a quien el director técnico no pidió y que encima juega en un sector de la cancha que no es prioridad para reforzar.
De todas maneras, si el pase de Muñoz se cae sería muy difícil que el de Martínez prospere. Lo del exjugador de Lanús posiblemente tenga una resolución pronta, sobre todo porque Hugo y Pablo Moyano tomaron nota de la reacción negativa de los hinchas ante otro refuerzo que no termina de llegar al club. Mientras tanto, la relación entre el técnico y la dirigencia está tirante, por lo que buscarán recomponerla para evitar un desenlace poco feliz para todos.