El italiano contó en una entrevista que "todas las semanas extraña todo" del Xeneize y de Buenos Aires, y reveló que tiene la idea de volver como entrenador, "sí o sí". Han pasado ya varios meses de su excursión por el fútbol argentino, pero todavía Daniele De Rossi siente nostalgia al hablar de Boca. El italiano dejó una marca grande en el Xeneize, pero evidentemente la marca que dejó el club en él, es mucho más importante. "Estaba en el lugar justo, en el momento errado. Yo volvía de los entrenamientos y sentía que estaba en mi casa. No pasa semana que no extrañe todo de Boca", reconoció el italiano en diálogo con La Nación.
De Rossi contó que Riquelme intentó convencerlo para que no se vaya a principio de año, pero "ni un genio como él", ni su abuelo o su padre podrían haberlo convencido: "Yo lamento que allá (por Argentina) no me conozcan tan bien: yo no miento. Nunca me perdonaría poner a mi hija como razón alguna para cubrir una excusa. En noviembre del año pasado ya estaba convencido y había tomado la decisión: mi hija me extrañaba muchísimo y tenía que volver a Roma", relató.
Pese a haber vuelto a la ciudad de toda su vida, donde ahora vive a 100 metros del Vaticano, Boca y Argentina se quedaron tan adentro de su corazón, que el campeón del mundo piensa en un futuro en La Bombonera: "Tengo que volver al país como turista y tengo que volver para agradecerle a la gente que tanto me ayudó. Pero también tengo en mi cabeza la idea de volver como entrenador de Boca, sí o sí. Puedo ser el último de la lista, pero mi idea es esa. Si las cosas seguían bien, ya había quedado con Nico Burdisso que iba a arrancar mi carrera de entrenador en las inferiores del club, pero eso fue antes de que empezaran los problemas familiares. Las vueltas de la vida dirán, pero mi deseo es dirigir a Boca: a Paolo Goltz ya le dije que lo quiero como ayudante de campo, y me tendrá que cebar unos buenos mates", indicó.
Por último, el exmediocampista opinó que tanto en Argentina como en Italia hay una visión compartida sobre las críticas: "No me importa una mierda lo que dice una persona detrás de una pantalla. Si digo que amo a Boca, soy vendehumo. Si explico las razones de mi decisión, soy vendehumo. En argentina 'vendehumo' se usa para todo: futbolistas, políticos, entrenadores, dirigentes... Para cada pelotudo en la calle. No me importa lo que hayan dicho de mi, salvo, un poquito sí, si lo dicen los futbolistas o ex futbolistas que están en la tele, aunque me doy cuenta que tienen la necesidad de hablar por estar en la tele. Yo no podría hacer algo así, ni hoy ni en 50 años voy a hablar mal de mis colegas en la tele", cerró.