Ambos protagonistas de la Promoción que el Pirata le ganó a River hablaron con Sportia y repasaron aquella gesta.
Guillermo Farré y Claudio Pérez pasaron virtualmente este viernes por Sportia y recordaron el ascenso que protagonizaron con Belgrano en 2011, tras una histórica Promoción que terminó con River en la B Nacional. El volante de presente en Mitre de Santiago del Estero resumió sus sensaciones: “Para nosotros siempre fue el ascenso de Belgrano, teníamos entre ceja y ceja ese objetivo, pero que el rival que se nos presentó haya sido River hizo que la trascendencia fuera mayor. Pero lo que nosotros queríamos en definitiva era ascender, pero sin lugar a dudas que para nosotros fue un logro muy importante que nos ha dejado marcados. El grupo se lo merecía porque siempre fue en busca de algo mejor y los años que vinieron después de eso fueron el gran reflejo"
- Belgrano tuvo una gran segunda vuelta en aquel torneo de la B Nacional y llegó a la Promoción como uno de los mejores equipos del momento en la categoría, ¿así lo recuerdan ustedes?
P: Llegamos a esa Promoción con un gran presente. Dos fechas antes de que se terminara el torneo, ya estábamos clasificados para la Promoción. Habíamos hecho un gran torneo y éramos uno de los equipos que venía haciendo las cosas bien.
- Hubo un penal grandísimo en el primer tiempo en aquel partido en el Monumental, que Sergio Pezzotta no cobró. ¿Vos seguís diciendo que no fue y que Leandro Caruso se tiró?
P: Lo llevo hasta la muerte (risas). No, mentira, ya lo he dicho varias veces. Fue penal. Llego muy a destiempo y hoy en día con todas las tomas de cámara y la tecnología, se ve mucho mejor.
- Me imagino lo que fue tu reacción, Farré, cuando viste que hacía esa infracción…
Me preocupé mucho cuando escuché el roce… (risas).
- ¿Alguna vez Boca te intentó sondear por esta cuestión de haberle hecho el gol a River en la Promoción?
F: No sé si trató de sondearme, pero sé que hubo contactos de un intermediario en su momento, que me ofrecía la oportunidad de ir a un club importante. Yo no sabía qué club era, pero después me enteré que el club con el que ese intermediario tenía relación directa era Boca. Fue el mismo año que Chiqui se fue a Boca, en la misma época. Pero yo antes de saber el nombre del club ya le había dado la negativa al intermediario porque tenía que salir de Belgrano, donde yo estaba muy bien. Además, no tenía intenciones de hacer nada que me dejara mal parado así que no quise ni siquiera escuchar de qué se trataba. Pero cuando me enteré que tenía acceso directo a Boca, me di cuenta que de saberlo quizás hubiese ido. Pero fue algo que para mí quedó en una anécdota, nada más.
- ¿Quién te agradeció más en estos años: el hincha de Belgrano o el hincha de Boca?
F: El hincha de Belgrano. Hay que ser sincero y el hincha de Belgrano es muy fiel a todos los logros conseguidos y aquellos que tenemos la posibilidad de ser parte de un logro como el nuestro, sabemos que te lo recuerdan y agradecen siempre. Con esto no quiero dejar de decir que la gente de Boca, por una cuestión de folklore del fútbol, también te lo recuerda o te hace mandar algún saludo. De mi parte, siempre tengo respeto hacia todos y también hacia la gente de River. Lo que hice, lo hice por Belgrano y no en contra de River o con la intención de mandarlo al descenso. Lo hice para que nosotros ascendiéramos. Todo lo demás es folklore. Lo que sí es genuino es el amor de la gente de Belgrano porque le hemos dado una alegría muy significativa.
- ¿Tuvieron miedo en algún momento por los incidentes?
P: No, miedo no tuvimos en ningún momento. Estábamos bien cuidados. Lo único que hicimos fue entrar al vestuario y festejar. Fue un festejo interminable porque estuvimos como tres horas ahí dentro. Cuando salimos y vimos todo lo que había pasado, creo que a todos nos dio la misma tristeza por lo ocurrido. En definitiva, el fútbol es un espectáculo y esas cosas no tienen que pasar. Lamentablemente pasaron. Nosotros estábamos bien cuidados en el vestuario y siempre estuvimos muy tranquilos.
- ¿Hubo algún momento de empatía con los jugadores de River, muchos de ellos muy jóvenes?
F: No, sinceramente estábamos focalizados en lo que nosotros queríamos. La realidad es que teníamos enfrente a un rival con una camiseta muy grande y los jugadores tenían una gran jerarquía. Lo que a nosotros por ahí nos sorprendió en el partido en Córdoba fue que habíamos preparado un partido con ciertos jugadores de River en ataque y en la entrada en calor nos enteramos que en la delantera había muchos jóvenes, como (Erik) Lamela, Mauro Díaz, (Rogelio) Funes Mori, Roberto Pereyra, (Ezequiel) Cirigliano. Sabíamos que era un equipo que jugaba muy bien, con jugadores de mucha jerarquía, pero que eran muy jóvenes. Entonces, teniendo a Chiqui, a Luciano Lollo, a (Cristian) Tavio, a (Juan Carlos) Olave, a Ribair (Rodríguez); nos dimos cuenta que teníamos que llevar el juego al terreno que a nosotros nos convenía, que era el de fricción y de roce. Nos empezamos a sentir cómodos en Córdoba. En Buenos Aires, lo único que pretendía era que terminara el primer tiempo porque River era un aluvión y si se iba al descanso con tres goles arriba, estaba bien. Iban al frente, eran rapidísimos, ganaban el mano a mano. Tuvimos esa fortuna de que la diferencia fuera solo por un gol. En el segundo tiempo, con el correr de los minutos, la intensidad se empezó a diluir y se generaron otros espacios. Y nosotros lo aprovechamos.
- ¿Cómo se vio la volea de Farré desde adentro de la cancha?
P: Nos sorprendimos todos de ver a Farré cruzando la mitad de la cancha. Por un lado, porque él no pasa la mitad de la cancha; y por otro, porque Ricardo Zielinski no lo dejaba. Cuando llegó solo, le caía la pelota justa y cuando entró la pelota fue una felicidad enorme para todos nosotros. Y lo demostró Guille en el festejo, que fue interminable. Yo lo que hice fue abrazarme con Olave porque casi siempre los arqueros están alejados de los goles y de los festejos. Y con él tiramos unos insultos de buena manera para arengarnos a nosotros, diciéndonos que eso no se nos podía escapar, que había que defenderlo a morir y que no podía pasar nadie más. La verdad que hoy en día mirándolo a Farré y mirando las fotos nos da mucha alegría y nos da un poco de nostalgia porque fue algo muy lindo para todos nosotros y para toda la gente de Córdoba.
F: La verdad que es lindo escuchar lo que se vivió de atrás porque si bien la sensación del gol es muy linda, la imagen general del equipo como la veían Chiqui o Juanca desde atrás también es linda de reflejar. En lo personal, lo que yo sentí quedó demostrado en el festejo, la exteriorización de todas las tensiones que teníamos, el nerviosismo, las dudas por estar a un gol de quedarnos afuera. En ese gol, se expresa toda la alegría que un jugador puede tener al convertir, sabiendo lo que generaba ese gol, la tranquilidad que nos brindaba para el resto del partido y lo difícil que era marcar un gol en Buenos Aires. Me dio mucha alegría, pero la alegría hubiese sido la misma en el caso de que el gol lo hubiera hecho un compañero. En la mente nuestra estaba el objetivo del ascenso. El gol lo podía hacer cualquiera. Éramos una unidad, un trabajo de equipo constante, cada uno sabía lo que tenía que hacer y sin dudas que el logro fue de todos.
- ¿Cómo fue tu desembarco en Boca después de todo esto?
P: Fue algo muy loco. A mí me tomó por sorpresa que un club tan grande como Boca se fijara en mí. Cuando se dio mi pase, tuve mucha alegría junto a mi familia de cumplir el sueño de jugar en el club del cual soy hincha. Luego, lo que viví adentro fue hermoso y cada vez que cruzaba un hincha de Boca me recordaban ese partido y me agradecían. Pero como dice Farré, lo hicimos por nosotros mismos, por nuestra familia que siempre estuvo ahí y por ese grupo que siempre fue para adelante y en el que nadie era más que nadie. Después nos tuvimos que separar y cada uno tuvo que tomar su camino.
- ¿Qué se puede decir de Zielinski en toda esta hazaña?
F: Para mí, Zielinski ha sido el artífice de mantener a Belgrano en un nivel altísimo por la forma de ser que tiene él, con un equilibrio emocional que transmite tranquilidad y que maneja un día a día muy placentero. Logra que el jugador se brinde al máximo, lo deja fluir para que desarrolle su máxima expresión. Para mí es como mi hermano mayor porque me dio la posibilidad de crecer en distintas áreas, no solo las futbolísticas. En un primer momento para nosotros era un desconocido, pero después dio en la tecla justa para encaminarnos en ese desarrollo del último semestre que culminó en el ascenso. Y luego vino todo lo que se consiguió en Primera División, donde él fue el que le puso la firma a una obra maestra que duró los cinco años que estuvo en el club.
P: He charlado mucho con Zielinski, lo aprecio mucho y siempre digo que fue el mejor técnico que tuve por la clase de persona que es. Hemos tenido muchas charlas dentro y fuera del campo de juego y él me ha apoyado y ayudado mucho. Siempre fue un técnico que quería lo mejor para nosotros. Se manejaba con mensajes cortos y claros y el equipo siempre lo entendía. Se brindaba al máximo en cada entrenamiento y después quedaba demostrado en el partido. Estoy muy agradecido a Zielinski porque me dio mucha confianza en ese equipo y mucho a nivel personal.