Fue un partido que se guardó un lugar para siempre en la historia: el día del gol de Palermo en su regreso, del caño de Riquelme a Yepes y de un paso clave para la primera Libertadores con Bianchi.
Hay partidos que quedan para siempre en la memoria colectiva. No solo del hincha de un club determinado, sino de todos aquellos a los que les gusta el fútbol. Y hoy se cumple un nuevo aniversario de uno de ellos: el 3-0 de Boca sobre River, en la Bombonera, por los cuartos de la final de la Copa Libertadores del 2000, la primera de las tres que el Xeneize ganaría con Carlos Bianchi.
La noche del 24 de mayo del 2000 Boca tuvo un partido perfecto. Llegaba obligado a la revancha tras la ida con triunfo de River en el Monumental por 2-1, con goles de Javier Saviola y Juan Pablo Ángel para los del Tolo Gallego y de Juan Román Riquelme para los del Virrey.
La previa ya había sido picante porque ante la chance de que Bianchi le diera minutos a Martín Palermo, que venía con seis meses de inactividad por una lesión de ligamentos de rodilla, el Tolo en conferencia de prensa bromeó con la alternativa de poner a Enzo Francescoli, retirado desde hacía dos años.
Tras un primer tiempo equilibrado, que terminó sin goles, llegaron las emociones. El primer grito fue obra del Chelo Marcelo Delgado, que aprovechó un centro de Riquelme y una mala salida de Roberto Bonano para empatar la serie -todavía no valían más goles marcados en condición de visitante-.
Al rato Roberto Trotta se llevó puesto a Sebastián Battaglia dentro del área. El penal lo tomó Riquelme, que estaba en una noche soñada, y puso el 2-0. Acto seguido vio la roja Gustavo Lombardi en el Millonario y Bianchi para los últimos minutos mandó a la cancha a Palermo, tal como había prometido en la semana.
En una de sus primeras intervenciones el Titán dejó su sello. Recibió en el área, giró ante la incrédula mirada de Trotta, Saviola, Yepes y compañía y con un zurdazo bajo hizo uno de los goles más significativos de su prolífica carrera. El 3-0 fue para cerrar el estadio. Hoy se cumplen 21 años y el recuerdo sigue casi tan vigente como en el primer día.