¿En la era de la digitalización, las habilidades digitales serán las más importantes?
Por: Patricia Cerrizuela. Asesora de empresas, capacitadora y mentora de emprendedores.
En los últimos años, a medida que la tecnología fue avanzando, se fue planteando un debate sobre cuándo, cómo y en qué las máquinas reemplazarían a los humanos. Y qué papel juega ese avance en un aumento potencial del desempleo.
Está demostrado que la automatización, la inteligencia artificial, la programación, big data, entre otras tecnologías, para muchas tareas son más eficientes que las personas.
A esta altura es evidente que la pandemia potenció la digitalización. La metió de lleno en nuestros hogares, en nuestras vidas, dejando al descubierto en muchos casos, el desconocimiento que tenemos sobre ella, pero la rápida capacidad de adaptación si la necesidad es prioritaria. Familias que incorporaron videos llamadas para estar conectados, reuniones virtuales con clientes y equipos, clases a través de plataformas virtuales, son los ejemplos más comunes. “La biología – y no la tecnología - está acelerando la digitalización del mundo”, narraba un artículo del diario New York Times el 20 de marzo pasado.
A casi cinco meses de esa fecha hoy este pronóstico es un hecho y nos resuenan algunas preguntas: ¿Cómo prepararnos para lo que se viene? ¿La tecnología realmente nos dejará sin trabajo? ¿Cuáles son las habilidades que deberían tener los líderes y trabajadores del futuro?
La falacia de la cantidad fija de trabajo
En 1892, el economista británico David Schloss, desarrolló una teoría planteando que no hay una cantidad fija de trabajo que deba dividirse entre las personas y las máquinas. Hace 200 años la mayoría de las personas trabajaban en el campo, hace 100 en fábricas y antes de la pandemia, en oficinas. Sí es cierto que las maquinas sustituyen a los humanos y así disminuye la cantidad de trabajo, pero también los complementan y la cantidad, y el tipo de trabajo, aumenta y cambia. Actualmente se habla de esta falacia para referirse al futuro de todos los trabajos. Pero no necesariamente es así si logramos mantener los conocimientos y habilidades actualizadas, y la pandemia ha creado más necesidad de mantenerse actualizado que nunca, y de hacerlo de manera urgente.
Habilidades para el futuro (y para el presente)
Podemos dividir en dos categorías las necesidades de formación o actualización: habilidades técnicas (tecnológicas o de alguna disciplina específica) y habilidades humanas, o socio-emocionales, como se suele decir. Para mí son habilidades poderosas. Muchos autores hablan de ellas, incluso el World Economic Forum las menciona como claves a la hora de conseguir un trabajo, o buscar un nuevo miembro para una empresa. Las más comunes son: comunicación, trabajo en equipo, liderazgo, empatía, flexibilidad.
La realidad es que el mundo pasó de ser complicado a ser complejo. Esto significa que sí hay patrones, pero no se repiten regularmente. Significa que pequeños cambios pueden tener un impacto desproporcionado. Y que la experiencia no siempre es suficiente porque el sistema sigue cambiando demasiado rápido. Ante este escenario de incertidumbre e imprevisibilidad, la Universidad de Babson propone una forma de pensar diferente a la que teníamos, donde en vez de buscar predecir el futuro, busca crearlo, y lo hace usando cinco de estas habilidades: juego, empatía, creatividad, experimentación y reflexión. Todas las tenemos innatas, pero lo más probable es que con el paso de los años, si no las usamos estén empolvadas por ahí. Pero se pueden entrenar, desarrollar, potenciar y ellas nos ayudan a crear proyectos, a iterar, a aprender y a utilizar ese aprendizaje para crear un futuro, en lugar de tener que predecirlo.
Muchas personas pueden pensar que es una distracción, que no tiene sustento científico, que no es eficiente. Pero realmente energiza todo el negocio y hace a la empresa más productiva, conectada y flexible. Y sobre todo, más humana.
Preparación, imaginación, prueba y error, valentía, en una época de incertidumbre son fuentes tremendas de fortaleza y resistencia. Quizás no se perciban como eficientes y eso ocurre porque la manera de ser eficientes ahora es distinta. La experimentación nos brinda capacidad ilimitada de adaptación, variación e invención. Y cuanto menos sepamos sobre el futuro, más vamos a necesitar de estas poderosas fuentes de habilidades humanas, desordenadas e impredecibles, otrora “ineficientes”.
Cuando lo inesperado se convierte en la norma, necesitamos potenciar nuestra capacidad de lidiar con lo inesperado. Por esto ambas categorías de formación son iguales de importantes.
A medida que vamos entrando en la transformación digital está claro que debemos incorporar habilidades digitales. Son claves por muchos motivos, entre ellos, necesidad de actualización, porque conociendo también podemos tener más control y tratar de usar la tecnología a nuestro favor, evitando que sea al revés, y porque la economía del conocimiento es la clave hoy para generar desarrollo sustentable y trabajos de calidad. Sin necesidad de fletes, de logística y con el mundo como mercado.
Pero el trabajo del futuro no será solamente digital. Serán más puestos híbridos que incluyan habilidades digitales y de gestión. De esta manera aumentará la demanda de tareas, pero también de trabajo humano.
No podemos planificar, pero podemos prepararnos, formando y desarrollando los talentos que estamos seguros debemos cultivar, que nos ayuden a abordar el futuro. En nosotros, en nuestros equipos y en las personas que formarán parte de la fuerza laboral en los próximos años.
En definitiva, nuestra creciente dependencia de la tecnología nos arriesga a volvernos menos calificados, y por lo tanto más vulnerables, a la complejidad profunda y creciente del mundo real. Si no entrenamos las habilidades humanas, es muy probable que estemos a la deriva, que sí seamos reemplazables. Pero si las perfeccionamos y las desarrollamos podemos crear cualquier futuro que elijamos.
* Patricia Cerrizuela es fundadora de Patricia Cerrizuela & Co, desde donde asesora a empresas, brinda capacitaciones y mentorea emprendedores. Hoy es su primera columna en LA GACETA y escribirá sobre emprendedurismo cada 15 días.