Una normativa reciente busca que las entidades compren más bonos emitidos por Martín Guzmán en lugar de las letras que coloca la autoridad monetaria. A la vez, les permite evitar un impuesto porteño.
El Directorio del Banco Central (BCRA) tomó una medida que parece despejar tres problemas a la vez: aumenta el financiamiento del Tesoro en el mercado de capitales, reduce la “bola de Leliq” y ayuda a los bancos a sortear el impuesto porteño a los ingresos brutos sobre esas letras. Del lado oficial, parece casi una solución mágica pero algunos analistas consideran que puede aumentar los riesgos que enfrenta el sistema bancario.
En concreto, la decisión del organismo que conduce Miguel Pesce permitió a los bancos incrementar su tenencia de títulos públicos. Para eso, deberán reducir la inversión en Letras de Liquidez (Leliq) a 28 días que emite el propio BCRA y concurrir a las licitaciones primarias de deuda que realiza el Ministerio de Economía. Allí comprarán bonos en pesos que podrán usar para cumplir con los requisitos de encajes.
Por cada depósito que los bancos reciben de sus clientes, deben inmovilizar una parte en el BCRA, de modo de poder responder ante eventuales retiros de efectivo. Ese mecanismo se conoce como encajes y las entidades pueden cumplirlos con dinero en efectivo, un bono a 2022 (Bonte) o Leliq.
“Según estimaciones de 1816, el monto afectado (por la norma) estaría 62% en manos de bancos privados, mientras que el restante 38% en públicos ($289.000 millones). Si todos los encajes de Leliq de bancos públicos migraran a títulos nacionales, el Gobierno se aseguraría el rolleo (renovación) del 24% de sus compromisos en los próximos 90 días”, señaló un informe de GMA Capital.
Canje de deudas
La última decisión del BCRA les permite reemplazar esas Leliq que tienen en encajes por bonos del Tesoro en pesos (salvo aquellos que ajustan por el tipo de cambio oficial) con un plazo mínimo de entre 180 y 450 días. Estiman que los bancos podrían destinar entre $700.000 y $800.000 millones a este cambio, el equivalente a un 10% del total de los depósitos en pesos.
La autoridad monetaria espera que los bancos se tienten con la tasa que ofrece el Tesoro, que superan al 38% que pagan las Leliq, y con la posibilidad de evitar el impuesto porteño a los ingresos brutos por la inversión en estas letras. Al mismo tiempo, Martín Guzmán encontrará más oferentes en el mercado para colocar nuevos bonos y financiar el déficit. Del lado del BCRA, en tanto, podrá ir desarmando una bola de Leliq que hoy roza los $2 billones.
El crecimiento de esa deuda del organismo se origina en la emisión de pesos que el organismo debe hacer para comprar dólares y para financiar al fisco. Durante 2020 el BCRA le giró más de $2 billones al Tesoro y en lo que va de este año ya le remitió $240 millones. Economía toma esos pesos y paga gastos.
Opiniones divididas en el mercado
Algunos analistas consideran que esta novedad normativa implicará mayores riesgos para los depositantes ya que la deuda del Tesoro se ha dejado de pagar en ocasiones anteriores mientras que el BCRA ha cumplido con sus compromisos. Otros, advierten que la emisión monetaria continuará, aunque por otras vías. Finalmente, un grupo considera que no generará grandes cambios para la dinámica del sistema financiero.
Desde la calificadora Moody’s reconocieron que los incentivos de tasa y la posibilidad de evitar ingresos brutos podrían llevar a los bancos a incrementar su exposición a la deuda del Tesoro. Sin embargo, consideró que los bancos vienen limitando sus tenencias de deuda pública, tanto por regulación como por el riesgo que conlleva. Por eso, esperan una migración moderada hacia esos instrumentos.
En cambio, para Fernando Marull, socio de FM&A, la medida genera mayores riesgos para los bancos. “Argentina tiene una larga historia de crisis fiscales que terminaron en crisis bancarias porque los bancos tenían bonos del tesoro que terminaron defaulteados y reestructurados”, alertó.
Con la intención de contrarrestar ese riesgo, el BCRA estableció que recomprará los títulos en manos de los bancos (siempre que los hayan tenido en cartera 5 días), de modo tal que puedan responder a eventuales salidas de depósitos. Algunos analistas señalan que esa alternativa terminará siendo una nueva vía de inyección de pesos por parte de la autoridad monetaria.
Es el caso de Federico Furiase, director de Eco Go, que consideró que la normativa tendría menores riesgos si hubiera limitado la recompra de títulos por parte del BCRA según los topes vigentes de financiamiento al Tesoro y si la adquisición de bonos por parte de los bancos se contabilizara dentro del límite de exposición al riesgo soberano.
“Si fuera así, uno podría interpretar que el objetivo es gradualmente reemplazar financiamiento monetario por deuda en mercado local, evitando caer en riesgos sistémicos. Lamentablemente, no parece el caso”, cerró Furiase.