Por coacción y violación de domicilio, Ernesto Quiquinte (43) resultó condenado a la pena de dos años y ocho meses de prisión efectiva. El imputado fue declarado reincidente por primera vez y se ordenó su alojamiento en la cárcel penitenciaria local.
La audiencia de debate tuvo lugar en la Sala III del Tribunal de Juicio y estuvo presidida por la jueza Carolina Sanguedolce.
Quiquinte fue denunciado por su expareja. La mujer manifestó que el imputado, de quien se encuentra separada desde hace más de seis años, se presentó en la pieza donde ella residía con sus hijas y le dijo que quería hablar. Ella le pidió que se fuera pero él entró y la empujó, provocando que cayera de espaldas al piso. Luego la tomó del cuello, la arrinconó contra una cucheta y le dijo que era “una yegua” y que “las cosas iban a terminar muy mal”. En ese momento se escuchó el llanto de su bebita y el imputado la soltó, pero antes de irse le advirtió que no contara a nadie lo sucedido porque si no la iba a matar a ella, a sus hijas y a su nueva pareja. “Así me voy a ir con razón adonde tenga que irme”, añadió el imputado, en referencia a la cárcel, adonde ya había estado purgando una condena por otro delito.