Con la declaración de cinco testigos propuestos por la defensa del imputado Nicolás Cajal Gauffín continuó hoy el juicio por el homicidio de Jimena Salas.
Declararon dos amigos, dos excompañeros de trabajo y un cuñado del viudo de la víctima. Al inicio del debate, el representante legal del acusado informó que desistía de tres testigos más que habían sido citados para hoy, entre ellos, la actual pareja de Cajal Gauffín.
Al finalizar las declaraciones testimoniales, el abogado de Sergio Vargas -el otro imputado en esta causa- informó que su defendido prestará declaración mañana jueves.
Por su parte, los representantes del Ministerio Público Fiscal plantearon un cambio en la calificación del delito base por el cual la causa fue elevada a juicio. Postularon que, en función de los datos reunidos en el transcurso de la audiencia, corresponde el nuevo encuadre de homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía, criminis causa y femicidio no vincular.
La fiscalía aclaró que el cambio en la calificación del delito base no altera la situación de ambos imputados, por lo que Sergio Vargas sigue acusado como partícipe secundario de homicidio triplemente calificado y, Nicolás Federico Cajal Gauffín, por encubrimiento agravado.
La ronda de testimoniales se inició con la declaración de un excompañero de Cajal Gauffín en la empresa de electrodomésticos donde trabajaba el acusado en 2017. El testigo refirió que en ese momento él cumplía el rol de gerente regional y se encontraba en Tucumán. Dijo que se enteró del homicidio porque ese 27 de enero lo llamó su jefe para pedirle que ubicara a alguien en la sucursal de Salta para que fuera a la casa de Cajal Gauffín, porque “había pasado algo grave”. Logró dar con un gerente o subgerente que le dijo que se encargaría de ir personalmente. Enseguida llamó al imputado, para preguntarle más detalles de lo ocurrido. Aseguró que Cajal Gauffín le contó “de forma desgarradora” que habían matado a su mujer.
Acerca del manejo del dinero en las sucursales donde tanto él como el acusado eran gerentes regionales, el testigo indicó que existía un fondo fijo (caja chica) que no superaba los 15 mil pesos y que era manejado por el gerente de la sucursal, no por el gerente regional. Sostuvo que también existían cajas fuertes donde se iba guardando la recaudación. Dijo que cada caja tenía dos llaves o claves: una estaba en poder del gerente de la sucursal y la otra, de la empresa de caudales. Afirmó que así se manejaba él y que no podía asegurar que la metodología fuese la misma en todas las gerencias regionales.
Otra compañera de Cajal Gauffín que al momento del hecho se desempeñaba como supervisora regional de créditos, dijo que la mañana del 27 de enero de 2017 compartió tareas con él de 9 a 13, en el local de peatonal Alberdi. Señaló que en el transcurso de la mañana, Cajal Gauffín se retiró para ir al correo a buscar una encomienda, pero no pudo precisar cuánto tiempo estuvo ausente.
Sostuvo que ambos se retiraron del local a las 13 y que él le comentó que se iba a su casa, en Vaqueros, porque su esposa Jimena iba a cocinar ese día.
Acerca de cómo se enteró del homicidio, indicó que alrededor de las 14.30 la llamó una cajera de la sucursal del shopping para contarle que “le había pasado algo a Jimena”.
También declararon dos amigos de Cajal Gauffín. El primero de ellos refirió que se conocen desde la adolescencia y que el día del crimen el acusado lo llamó en estado de desesperación para contarle lo que había pasado. Dijo que inmediatamente se dirigió a la casa de Vaqueros y que encontró a su amigo en “estado de shock, estupefacto”, incapaz de encontrar palabras para explicar lo sucedido.
El otro amigo de Cajal Gauffín que declaró hoy dijo conocerlo desde la infancia. Aseguró que, apenas se enteró del hecho se trasladó a la casa del imputado, con su mujer, que también era muy amiga de Jimena. Contó que, al llegar, abrazó al acusado, que estaba como bloqueado.
Consultado acerca de la relación entre el acusado y la víctima, aseguró que siempre los vio como una pareja unida en todos los proyectos que encaraban, tanto cuando decidieron hacer tratamiento de fertilidad para ser padres como cuando sacaron el crédito para construir la casa propia. Manifestó que, tras el crimen, su amigo quedó destrozado, sobre todo porque no entendía por qué había pasado esto, “una situación totalmente irreal” para personas comunes, sin ninguna relación con ambientes delictivos.
Aseguró que, a pesar de ser amigos de toda la vida, Cajal Gauffín nunca le contó acerca de la relación extramatrimonial que reconoció haber mantenido luego, al declarar en el contexto de la causa. Dijo que en ese momento lo creyó incapaz de algo así y le costó creer que no le hubiera contado algo así a él, que era amigo de la infancia. Pero luego –analizó- supuso que no se atrevió a hacerlo porque sabía de su amistad con Jimena y seguramente eso lo habría incomodado.
Sobre la cremación del cuerpo de la víctima, el testigo afirmó que sabía que esa era la voluntad de Jimena, porque así lo había manifestado una vez en una charla que mantuvieron, durante una cena.
El cuñado de Cajal Gauffín, en tanto, contó que apenas se enteró de lo sucedido fue a casa del acusado. Al llegar lo vio “en estado de shock” y él le pidió que no afloje, que sea fuerte porque sus hijas lo estaban viendo desde adentro del auto.
Describió la relación entre el imputado y Jimena como buena y aseguró que siempre los vio unidos.
El juicio está a cargo de los jueces de la Sala VII, Francisco Mascarello, Federico Diez y Federico Armiñana Dohorman (interino).
El tribunal definirá mañana si la audiencia finalizará este viernes, día de alegatos, o si se extenderá hasta el lunes 24 de mayo.
Cajal Gauffin y Vargas están imputados por el hecho sucedido el 27 de enero de 2017, cuando se encontró el cuerpo sin vida de Jimena Salas en el piso de la cocina comedor de su vivienda, ubicada en el barrio San Nicolás de la localidad de Vaqueros.