D. R. D. (69) fue condenado a veinte años de prisión efectiva por dañar la integridad sexual de cuatro menores. En el juicio llevado a cabo en la Sala VI, el juez Guillermo Pereyra lo encontró autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante (dos hechos) y corrupción de menores agravada por la edad de las víctimas (dos hechos) en perjuicio de P. S. F. y L. V. F.; abuso sexual gravemente ultrajante (dos hechos), corrupción de menores agravada por la edad de las víctimas (dos hechos) en perjuicio de B. A. E. y G. A. E., y de exhibiciones obscenas agravadas en perjuicio de B. A. E., todo ello en concurso real.
En el mismo fallo, N. S. S. (29), madre de dos de las víctimas, fue condenada a diecinueve años de prisión efectiva por resultar penalmente responsable de los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante en grado de cooperación (dos hechos) y autora del delito de corrupción de menores agravada por el vínculo (dos hechos), en perjuicio de las menores P. S. F. y L. V. F.; y de los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante (dos hechos) y corrupción de menores agravada por las edades de las víctimas (dos hechos) en perjuicio de B. A. E. y G. A. E., todo ello en concurso real.
Ambos imputados mantendrán la prisión preventiva ordenada en la causa y las condiciones de detención vinculadas a la pandemia por Covid 19.
Por otro lado, un tercer acusado (padre de dos de las víctimas), resultó absuelto por el principio de la duda.
El juez ordenó que los dos condenados reciban atención psicológica terapéutica en el ámbito carcelario, mientras dure su privación de la libertad. También dispuso que se les realice a ambos examen de ADN para su inscripción en los bancos de datos genéticos que correspondan.
Una de las denunciantes fue la abuela de las menores P. S. F. y L. V. F. La mujer señaló que sus nietas se encontraban viviendo con ella desde hacía tres semanas porque su hija N. S. S. le había pedido que se las cuide. Fue durante esa estadía que una de las menores le contó llorando que un vecino (D. R. D.), amigo de sus padres y dueño de un almacén, les daba dinero o golosinas a ella y a su hermana a cambio de que le tocaran sus partes íntimas. La niña refirió que estos actos habían sucedido varias veces y, en algunas oportunidades, en presencia de su mamá, quien también recibía dinero del acusado.
A partir de las declaraciones de las menores se obtuvo el dato de que los imputados también habían vulnerado la integridad sexual de otras dos hermanitas, B. A. E. y G. A. E., vecinas y amiguitas de P. S. F. y L. V. F.
Los hechos ocurrieron en el domicilio de D. R. D., en barrio San Ignacio.
Nota: Se omitió el nombre completo de las personas involucradas para preservar la identidad de las menores y su derecho a la intimidad y confidencialidad, en virtud de la Convención de los Derechos del Niño (artículo 75, inciso 22 de la Constitución Nacional, Ley 23849) y las Leyes 26061 de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, y 26522 de Servicio de Comunicación Audiovisual.