Piden más ayuda económica y previsibilidad. Mientras tanto, todavía no se sabe cuándo se dará el receso escolar.
Este es un año atípico. En 2020 hubo restricciones severas que se sostuvieron en el tiempo, pero 2021 es un “vamos viendo” en función de los casos. En medio de una escalada de confirmados de Covid-19 y de deliberaciones dentro del Gobierno respecto de cuán estrictas deberían ser las cuarentenas, los operadores turísticos reclaman más previsibilidad y ayuda para una temporada de invierno que, estiman, no llegará.
Fuentes del Ministerio de Turismo señalaron que todavía no hay definiciones respecto de lo que puede pasar con la temporada de invierno. Por el momento, el Gobierno prefiere hacer hincapié en la ayuda anunciada para el sector. Ayer se sumó la novedad de que los trabajadores temporales del turismo estarán incluidos en el Repro 2, el programa de ayuda estatal para pagar salarios, estén dados de alta o no.
Destacaron, además, líneas de crédito del Banco Nación a tasa 0, subsidios no reembolsables para agencias de hasta dos empleados y subsidios adicionales de $4.000 por trabajador a prestadores turísticos como los que están vinculados al turismo de reuniones.
Sin embargo, desde el sector aseguran que la ayuda no llega del todo –por caso, afirman que todavía no recibieron los $4.000- y reclaman por una medida más fuerte: la vuelta del “Previaje”, el programa de compras anticipadas que, a cambio, otorgaba descuentos posteriores en excursiones y gastronomía, por caso.
El turismo fue uno de los sectores más golpeados por las restricciones. “Nuestro sector depende de la vacunación. La hotelería del país está prácticamente cerrada porque está prohibido el turismo. Está restringida la circulación dentro del país y no llegan turistas extranjeros”, explica Graciela Fresno, presidente de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra). La institución estimó que, en lo que va de la pandemia, ya cerraron 11.800 establecimientos hoteleros y gastronómicos y se perdieron 170.000 empleos.
De los que quedan, explica Fresno, “el 90% de los empresarios está endeudado y ya no puede pagar los créditos que sacar en 2020 para no cerrar sus establecimientos”. La ejecutiva asegura que está preocupada por el futuro inmediato del sector y añade: “No tenemos ninguna expectativa con respecto a la temporada de invierno”.
Destinos como las ciudades patagónicas, que dependen casi exclusivamente del turismo para impulsar su economía, comienzan a preocuparse. Néstor Denoya, presidente de la Cámara de Turismo de Bariloche, explicó a este medio que hay mucha preocupación en el sector, ya que “es imposible sostener la actividad y los puestos de trabajo sin esta temporada”, apunta.
“Esperamos más ayuda en caso de quedar cerrados, pero por ahora no nos aseguran nada”, dice, y añade que hay muchas agencias y varios hoteles por cerrar, porque ya se quedaron sin espalda. “Hace 15 meses que sostenemos esto: solo trabajamos en enero y febrero”, sigue. El ejecutivo insiste en que el programa Previaje podría ayudar al sector a ver la luz al final del túnel.
Mientras tanto, los colectivos de larga distancia y las aerolíneas siguen vendiendo pasajes en la medida en la que pueden. En el primer caso, hay mucha preocupación, explica Gustavo Gaona, de la Cámara Empresaria de Colectivos de Larga Distancia, porque el “ruido” alrededor de si hay temporada o no repercute negativamente en las ventas. En concreto, adelantó, se están evaluando alternativas de pasajes más flexibles –con posibilidad de cambios y postergaciones por más tiempo, más de un año- para impulsar el negocio.
Por ejemplo, Aerolíneas Argentinas programa sus vuelos quincenalmente, por lo que todavía no hay demasiadas precisiones respecto de lo que pasará en las vacaciones de invierno. En Flybondi, una de las aerolíneas low cost, aseguraban que la venta viene bien, pero que esperan mejor impacto cuando haya algunas definiciones respecto de las vacaciones de colegios.
Sucede que, en concreto, tampoco se sabe cuándo serán esas vacaciones de invierno, que deberían comenzar a partir del 15 de julio. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, se habla de adelantarlas, pero también de extenderlas hasta los 21 días para pasar el frio más fuerte sin estar en las escuelas, tal como adelantó la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, en declaraciones radiales.