Sus antiguos aliados se esfuerzan para desmarcarse de la intentona golpista. El ala más moderada de sus seguidores se resiente. El gobierno de Lula no descarta pedir su extradición.
Desde una cama del hospital AdventHealth Celebration, de la Florida, donde fue internado este lunes tras sufrir fuertes dolores abdominales, Jair Bolsonaro está cada vez más vulnerable.
El intento de golpe de estado protagonizado por miles de sus seguidores más radicales y su ambigua y débil condena del ataque más grave contra la democracia brasileña desde el golpe militar de 1964, lo dejó más aislado que nunca. Hoy sus antiguos aliados se esfuerzan por desmarcarse del frustrado golpe. Hasta el líder de su Partido Liberal, Valdemar Costa Neto, dijo que lo que pasó el domingo en Brasilia fue una “vergüenza”.
El futuro del expresidente está plagado de incertidumbre. Más allá de su recurrente problema de salud derivado del ataque a cuchillazos sufrido durante la campaña electoral de 2018, las sombras de una inhabilitación política comienzan a rodear a quien aún hoy se sigue presentando en su cuenta de Twitter como “Presidente de la República Federativa de Brasil y candidato a la reelección”.
Acusado por el presidente Luiz Lula da Silva de ser el instigador de la intentona golpista, en Brasilia ya hay voces que claman por su extradición. Uno de los que pidió traer de vuelta a Bolsonaro al país para juzgarlo fue el senador Renan Calheiros (Movimiento Democrático Brasileño/MDB). El ministro de Justicia, Flávio Dino, dijo este lunes que esa medida es ”técnicamente posible”, pero aclaró: “No tenemos ningún elemento para solicitar la extradición del expresidente. Como tesis (no está descartado) porque en la vida todo es posible”, afirmó.
TN consultó a cinco analistas brasileños sobre el futuro de Bolsonaro y la conclusión fue coincidente: el exmandatario corre el riesgo de sufrir una ola de procesos judiciales y ser inhabilitado para ejercer cargos públicos.
El día después del ataque a las sedes de los tres poderes del Estado
Los brasileños revivieron este domingo la toma del Capitolio que sacudió a Estados Unidos el 6 de enero de 2020, pero en versión recargada. No solo los manifestantes bolsonaristas tomaron el Congreso, como sucedió en Washington con los seguidores de Donald Trump. También irrumpieron en el palacio presidencial y en la sede de la Corte Suprema. Fue un ataque coordinado y sin precedentes contra los poderes de la democracia brasileña.
Marco Teixeira, analista de la Fundación Getulio Vargas, dijo que de ahora en más, nada será igual para Bolsonaro y sus adeptos. “El bolsonarismo no representa más aquel 48,2% de los votos que tuvo en el balotaje. Una parte de los que votaron a Bolsonaro son electores antipetistas, pero que tienen un compromiso con la democracia y están extremadamente asustados con todo esto”, señaló.
“Entonces hay una pérdida de musculatura electoral, una pérdida de representatividad. Bolsonaro, al demorar posicionarse y hacerlo finalmente de manera ambigua, está perdiendo la capacidad de liderar a la oposición dentro de las reglas de juego”, afirmó.
El futuro entonces se le presenta muy incierto. ”La tendencia es que se convierta en un grupo político con un techo de 15 a 20%. No pasa de eso. Está aislado. Lula va a conversar con todos los gobernadores, a excepción del que fue alejado del cargo (el gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha) e incluso con quienes fueron electos por el bolsonarismo. Esto es algo que impacta enormemente en las filas de Bolsonaro y pueden inhabilitarlo electoralmente para 2026, pensando en la elección presidencial”, opinó.
El analista político Claudio Gonçalves Couto, profesor del departamento de Gestión Pública de la Fundación Getúlio Vargas de San Pablo, coincidió con esta visión. En su diálogo con TN, dijo que Bolsonaro “saldrá más vulnerable y aislado. Las chances de una condena y prisión aumentaron después del domingo”, indicó.
“A los seguidores de Bolsonaro les quedará para siempre el estigma de ser considerados ´terroristas´” El politólogo bahiano Antonio Lavareda dijo que “los intentos de golpe fallidos aíslan políticamente a sus adeptos. Aumentan la cohesión entre los tres poderes. Y legitiman, tornando imperiosa, la represión y criminalización de sus miembros. El domingo los bolsonaristas radicales que eran llamados en la gran prensa, como máximo, ´manifestantes antidemocráticos´, pasaron a ser aludidos como ´terroristas golpistas´. Un estigma que quedará para siempre en la sombra del bolsonarismo”, aseguró.
El analista del Instituto Brasilis y autor del libro “El voto del brasileño”, Alberto Almeida, fue más allá: “Creo que el gobernador del Distrito Federal no volverá más al cargo. Y creo que Bolsonaro va a hacia un proceso lento hasta ser considerado inelegible. Creo que eso va a pasar”, afirmó.
En tanto, Carlos Machado, analista de la Universidad Nacional de Brasilia, dijo que para determinar el grado de responsabilidad de Bolsonaro en la intentona golpista será necesario identificar a los financistas de la movilización de estos grupos radicales que vienen acampando en las puertas de los cuarteles desde el triunfo de Lula en el balotaje y que protagonizaron la violenta jornada del domingo.
En ese sentido, dijo que la justicia debe precisar si “los sospechosos llegan en última instancia a la red próxima de Bolsonaro. Afirmar que el expresidente quedó aislado depende fundamentalmente de eso”, concluyó.