Un helicóptero llegó al lugar 8 minutos después de la señal de alerta. Es el primer accidente fatal de un participante en cinco años.
El kilómetro 263 de la séptima etapa del Rally Dakar es solo arena. Está ubicado en pleno desierto, entre la ciudad de Riad y la ciudad de Wadi Al Dawasir, en Arabia Saudita. Allí se armó un pequeño altar. Algo improvisado, en donde algunos pilotos se detenían conmovidos. Allí yacía inerte el cuerpo de Paulo Gonçalves, el piloto portugués que perdió la vida después de un accidente fatal.
Las imágenes muestran a un grupo de paramédicos que intenta reanimarlo, mientras que algunos corredores lloran y rezan, entre ellos el salteño Kevin Benavídes, quien detuvo su marcha para socorrer al piloto portugués. Todo iba a ser en vano. Después de muchos intentos, fue llevado en helicóptero de urgencia al hospital Layla, donde murió.
La respuesta de la organización fue rápida. La alarma se dio a las 10.08 y el helicóptero con los médicos llegó al lugar ocho minutos después. Sin embargo, pareció tarde. Un paro cardíaco fulminante terminó con la vida de este hombre de 40 años, que en 2015 había sido subcampeón de la competencia más dura y difícil del mundo.
Esta es la primera muerte de un participante del Dakar en cinco años, pues el rally no registraba ninguna víctima moral desde 2015, cuando el motociclista POLACO Michal Hernik falleció por deshidratación en San Juan.
El rally Dakar 2020 se disputa del 5 al 17 de enero con doce etapas y un recorrido de casi 8.000 kilómetros, de los que más de 5.000 son cronometrados, con salida en Yeda y final en Qiddiya, una gran ciudad de ocio en las afueras de la capital Riad.
La séptima etapa del rally tenía 546 kilómetros cronometrados y se anticipaba una ruta muy rápida entre valles de arena y dunas rumbo al ‘Cuarto Vacío‘, una área de desierto de 650.000 kilómetros cuadrados prácticamente deshabitada.