La rosarina, de 23 años, venció a la checa Barbora Krejcikova y se metió en los cuartos de final del Grand Slam.
Nadia Podoroska, actual número 135 del ranking de la WTA, es la gran revelación del Roland Garros: se metió en los cuartos de final del Grand Slam al superar a la checa Barbora Krejcikova (114º) y sigue haciendo historia en el Abierto de Francia.
De la escuelita de tenis al profesionalismo: sus primeros años
La tenista nació en Rosario, Santa Fe, el 10 de febrero de 1997. Creció en una familia de clase media de Fisherton: hija de Marcelo e Irene, dos farmacéuticos (antes, su padre fue relojero), y bisnieta de ucranianos. La apodan Rusa por una nota del diario La Capital, de 2012.
Nadia empezó a jugar al tenis a los 5 años, en el Club Atlético Fisherton, donde Luciana Aymar, una de las tantas estrellas del deporte de Rosario, jugó al hockey sobre césped.
A los 14 años y 9 meses ingresó al ranking profesional: es la segunda argentina más joven en hacerlo, después de Gabriela Sabatini (14 años y cinco meses), a quien conoció en febrero de este 2020.
De los problemas físicos a la recuperación
Cuando terminó la temporada 2016, siendo la número 191° del mundo, pasó por varias complicaciones en su carrera. Empezó a sufrir lesiones en su mano derecha y hasta analizó dejar competir. También sufrió problemas en su espalda y cadera.
Sin embargo, se recuperó de los problemas físicos, tras ocho meses sin competencia. Además, en 2018 decidió mudarse a Alicante, España, con el objetivo de estar más cerca de las sedes de los torneos del circuito, algo que le llevó muchísimo esfuerzo y logró con ayuda de diferentes personas y sus nuevos entrenadores, Juan Pablo Guzmán y Emiliano Redondi.
Podoroska hizo su mudanza a Europa contando peso por peso y midiendo cada uno de sus gastos. Tanto es así que durante mucho tiempo vivió "de prestada" en cualquier lugar que aceptaran hospedarla, como por ejemplo en lo de una amiga, una colega, e incluso en lo de un entrenador. Recién hace algunos meses logró alquilarse un departamento.
En 2019 conquistó la medalla dorada en los Juegos Panamericanos de Lima y, gracias a una beca que le otorgó el ENARD por "excelencia panamericana", consiguió aliviar su situación económica. "Ojalá pueda conseguir sponsors; estoy en una situación muy delicada", lanzó tras alcanzar la gloria en Perú.
En este 2020, se consagró en los ITF 25.000 de Malibu y Petit Bourg, y llegó a la semifinal del 125K de Newport Beach. En agosto de este año, luego de pasar parte de la cuarenten en Argentina, compitió en el WTA de Palermo (cayó en primera ronda). Más adelante, fue eliminada del Challenger de la WTA de Praga, al perder en semifinales con la italiana Elisabetta Cocciaretto por 6-4 y 6-3.
En septiembre, antes del inicio del Roland Garros, conquistó el ITF W60 de Saint-Malo, en Francia, tras superar a la española Cristina Bucsa por 4-6, 7-5 y 6-2 en la final.
En medio de todos estos resultados y de un rendimiento en escalada, hay un trabajo mental iniciado hace un año que ayudó mucho a Podoroska en el aspecto competitivo. El método está basado en dos pilares: la neurociencia y el bompu zen, una variante de esa escuela de budismo despojada de toda forma filosófica-religiosa. Pedro Merani, entrenador de Bowling argentino que vive en Doha (Qatar) y director técnico de la Selección de ese país, es quien está detrás de estos ejercicios que realiza la tenista rosarina.
"Es un aspecto que yo nunca había trabajado: no está relacionado a la psicología sino que es más un entrenamiento mental para la competencia. Tiene ejercicios diarios de meditación, relajación, visualización. Es un proceso de autoconocimiento", contó la argentina tras su victoria en la segunda ronda de Roland Garros, ante la kazaja Yulia Putintseva.
Y, sobre Merani, agregó: “Es una persona que se dedica a los temas relacionados con la concentración y la meditación. Encontré una seguridad importante en ese aspecto y es algo que influye mucho en mis resultados”.
Ahora, Podoroska brilla en el Grand Slam: superó tres partidos en la clasificación para entrar al cuadro principal y ahora se metió en los cuartos de final tras vencer a Barbora Krejcikova. Desde 2004 que una argentina no está entre los ocho mejores de un Grand Slam (la última fue Paola Suárez en Wimbledon). En la próxima instancia se medirá con la la ucraniana Elina Svitolina, número 5 del mundo, con su lugar en el top 70 de la WTA asegurado y con el objetivo de seguir haciendo historia...