El River Camp fue objetado por otro alto dirigente de la AFA. Mañana será inspeccionado y se definirá si el equipo de Gallardo podrá recibir allí a Banfield.
Sabido es que los de Núñez tienen en remodelación del estadio Monumental y alquilan la cancha de Independiente para jugar la Copa Libertadores con un costo de 60 mil dólares por partido. Pero Rodolfo D’Onofrio pretende bajar ese gasto y jugar de local en el River Camp de Ezeiza, que tiene una cancha de dimensiones reglamentarias, luces de acuerdo a lo que estipula la AFA y vestuarios que también cumplen con todos los requisitos.
Ante esto, la Comisión de Estadios de AFA realizará la inspección del complejo y este miércoles se tomará la decisión final. En River todavía tienen la esperanza de recibir la aprobación para jugar el priemr partido de la Copa de la Liga Profesional, ante Banfield, en el predio, aunque las voces en contra se siguen sumando desde la dirigencia de muchos clubes.
De no poder cumplir con el plan deseado, las otras opciones que se manejan son los estadios de Vélez, San Lorenzo y Huracán, y en menor medida Independiente porque al estar en la provincia de Buenos Aires necesitaría el visto bueno de la Aprevide, que se encarga de la seguridad en esta jurisdicción.
Lo cierto es que el domingo a las 21.15 River recibirá a Banfield con el arbitraje de Germán Delfino y con una sede aún a definir. En River son optimistas, sobre todo porque ya empezaron las inspecciones en el predio y porque ya tienen preparadas en gateras las instalaciones necesarias para adaptar el campus al formato televisivo, con lonas, publicidad estática, mangrullos para las cámaras y cabinas de transmisión (y con mejoras recientemente hechas en luces, bancos de suplentes, puesta en valor de vestuarios, nuevo grupo electrógeno y una unidad de coordinación operativa portátil). Más allá de eso, no cayeron bien las declaraciones de otros dirigentes y especialmente de Cristian Malaspina, presidente de Argentinos, vice 1° de la LPF y titular de la Comisión de Competencias, que pidió cuidar un producto que -entienden en el club- ya estaba desatendido en lo macro y cumplir con una norma que pide una capacidad mínima de 16 mil personas en los estadios, algo que el complejo de entrenamientos de River no tiene. Claro, el reglamento no contempló una pandemia mundial y tenía otro espíritu, que se aclara en el mismo artículo 28: “El estadio deberá apreciarse lleno”.