Desde la reanudación de la competencia, el Toto y el colombiano se posicionaron como líderes futbolísticos del equipo de Russo.
Si bien Boca disputó tan solo tres encuentros desde el reinicio de la Copa Libertadores, dos jugadores parecen erigirse como claros líderes futbolísticos del equipo de Miguel Ángel Russo: Eduardo Salvio y Jorman Campuzano.
El primero de ellos, a fuerza de goles claves para el equipo, se transformó en una pieza vital de la ofensiva Xeneize, sobre todo en momentos en los que el arco parece cerrado para Franco Soldano, nueve titular del conjunto de la Ribera. Con 10 goles en 12 partidos en lo que va de 2020, es el goleador de la era Russo, además de ser una de las claves que depositó a Boca en los octavos de final en el certamen continental, con dos goles ante Libertad en Paraguay y el agónico tanto en Colombia ante Deportivo Independiente Medellín.
El colombiano por su parte, se transformó en el patrón del mediocampo de Boca. Casi sin hacer ruido, le ganó la pulseada a Iván Marcone, se ubicó como único volante central durante casi todo el segundo ciclo de Russo en el club y demostró que no le pesa para nada hacerse cargo de la recuperación en solitario.
De hecho, si bien inicialmente recibió mucha ayuda por parte de Guillermo Pol Fernández -otro inamovible del once de Russo-, lo cierto es que en el último encuentro ante Libertad en La Bombonera se notó la intención del técnico Xeneize de hacer jugar a éste último más adelante, dejando la tarea de quite y recuperación en manos de Campuzano.
Así, pese a haber estado casi siete meses sin actividad por la pandemia de coronavirus, Boca tiene con qué ilusionarse. Si bien todavía hay detalles por ajustar que seguramente Russo y su cuerpo técnico buscarán puntualizar durante el freno en la competencia por las Eliminatorias, lo cierto es que Salvio y Campuzano son dos de los faros de este Boca postpandemia que va por la gloria continental.