La clasificación a los octavos de final se resolverá cuando reciba a The Strongest de Bolivia el 27 de junio próximo.
Lo que ocurrió el sábado último en el estadio Monumental provocó mucha sensibilidad en los hinchas de River, que concurrieron al encuentro ante Fluminense sin desbordes, pero con la enorme ilusión de alcanzar un triunfo.
La victoria era necesaria para encaminar la clasificación en la Copa Libertadores. El rival era el mismo que le había convertido cinco goles en el estadio Maracaná. Con ese recuerdo firme, el conjunto local salió decidido a asfixiar a su adversario, plantándose bien cerca del área del arquero Fabio.
Solari convirtió luego de un paso de De La Cruz, cuando apenas se jugaban cuatro minutos, pero el VAR determinó que el delantero estaba en posición adelantada en el momento que recibió la pelota.
El apuro de algunos jugadores de River provocaba que en ciertas ocasiones no tuvieran precisión en los pases. Ignacio Fernández estuvo cerca con un tiro rasante y luego Barco, en la salida de un tiro libre, no pudo ante el arquero.
Fluminense, cuando podía controlar la pelota, le daba un destino claro. El equipo brasileño logró así triangular con acierto y llegó con peligro: primero Armani tapó el tiro de Samuel Xavier, y después Lima, desde lejos, remató y la pelota se fue al lado del palo.
El desahogo para River llegó en el inicio de la segunda parte. Solari se escapó por la derecha al capturar una pelota que llegó desde el fondo, ingresó al área y lo buscó a Beltrán. El ex Colón se anticipó a su marcador para tocar con la pierna derecha ante la salida del arquero, y de esa manera pudo marcar el gol.
El estadio, que contó con una capacidad de 86 mil espectadores, a partir de que se inauguró la platea Belgrano Baja Inferior, que alberga a 2.835 hinchas más, deliró en ese instante ante la tensión con la que se estaba desarrollando el juego.