Pasada la temporada de festivales -Venecia, San Sebastián, Toronto-, ya se vislumbran las películas que pueden enfrentar al filme de Santiago Mitre. Los 15 precandidatos finales al Oscar se conocerán en diciembre y un mes después, los 5 definitvos.
Si bien en los últimos años la Academy of Motion Picture Arts and Sciences (popularmente conocida como la Academia de Hollywood) ha sumado muchos integrantes de todo el mundo como para tener una mayor representatividad a nivel global, lo cierto es que los premios Oscar siguen siendo, esencialmente, una (auto)celebración de la industria audiovisual estadounidense.
Es cierto que en 2020 ganó la distinción principal una producción coreana como “Parasite”, pero por el momento son solo excepciones a la regla. De hecho, la única categoría en la que todos los países están en igualdad de condiciones (envían un film cada uno) es el de Mejor Película Internacional, algo así como “el Mundial del Cine”.
Argentina tiene una rica tradición dentro de ese rubro, ya que ganó dos veces con “La historia oficial”, de Luis Puenzo (en 1986) y con “El secreto de sus ojos”, de Juan José Campanella (en 2010), además de haber conseguido otras cinco nominaciones (“La tregua”, de Sergio Renán; “Camila”, de María Luisa Bemberg; “Tango”, del español Carlos Saura; “El hijo de la novia”, también de Campanella; y “Relatos salvajes”, de Damián Szifron).
Luego de siete años de ausencia, finalmente nuestro país tiene en “Argentina, 1985”, película de Santiago Mitre que reconstruye el Juicio a las Juntas Militares, una firme candidata a luchar con posibilidades por esa estatuilla dorada.
Ya se ha consignado en esta misma columna las principales características que hacen de “Argentina, 1985” una película “oscarizable”: desde un tema histórico de relevancia mundial (el primer juicio en un tribunal civil a los integrantes de una dictadura militar) hasta la presencia de Ricardo Darín como protagonista, pasando por la participación de influyentes productores como Axel Kuschevatzky y una alta ejecutiva de Marvel como Victoria Alonso, los premios cosechados en festivales de primera línea (el de la crítica en Venecia y el del público en San Sebastián) o el apoyo que a nivel de marketing global le da un gigante como Amazon.
De hecho, algunas publicaciones especializadas de la industria indican que podría recibir alguna candidatura más como, por ejemplo, en Guion Original (Aída Bortnik lo logró en su momento con “La historia oficial”).
Una carrera de obstáculos
Es momento, entonces, de analizar cuáles son las otras favoritas que asoman en esta larga carrera llena de obstáculos. La primera etapa será ver si “Argentina, 1985” queda entre las 15 precandidatas en la shortlist que se anunciará el 21 de diciembre próximo.
Luego, si consigue una de las cinco nominaciones que se darán a conocer (para todas las categorías) el 24 de enero y, en caso de alcanzar esa proeza, participar en la glamorosa ceremonia final que se desarrollará el 12 de marzo de 2023 en el Dolby Theatre de Los Angeles y esperar el favor de una porción significativa de los 10.700 integrantes actuales que tiene la Academia.
Hay que indicar que por el momento son 75 los países que anunciaron su representante al Oscar a Mejor Película Internacional cuando en la última edición fueron 92, por lo que aún resta que una veintena de naciones lo hagan antes de que venza el plazo el próximo lunes 3 de octubre (Rusia informó que no mandará este año ningún film).
De todas formas, las que surgen como favoritas ya están en carrera y aquí va una breve valoración de cada una de ellas:
De Lukas Dhont (Bélgica). Tras su notable debut con “Girl”, el treintañero Dhont ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes con esta íntima y sensible descripción de la amistad entre dos niños de 13 años que, tras su aparente sencillez, tiene múltiples capas, dimensiones, alcances y connotaciones.
De Park Chan-wook (Corea del Sur). El celebrado realizador de “Oldboy: Cinco días para vengarse” concibió una estilizada combinación entre el policial y el melodrama romántico que le valió el premio a Mejor Dirección en el último Festival de Cannes.
De Alice Diop (Francia). Reconocida documentalista, Diop debutó en la ficción con este film ganador del Gran Premio del Jurado en la reciente Mostra de Venecia que narra la historia de Rama, una novelista que sigue un hecho acaecido en 2013: una muy joven madre deja a su hija de 15 meses en una playa del norte de Francia para que el mar se la lleve. El juicio, con sus múltiples contradicciones e interpretaciones, es el eje central de un largometraje tan inquietante como provocador.
De Jerzy Skolimowski (Polonia). A los 84 años, el mítico director de “Trabajo clandestino” y “Essential Killing” sorprendió con una historia narrada desde el punto de vista de... ¡un burro! Sí, un burro como animal de circo, como medio de carga, como objeto de burla, como mascota de un equipo de fútbol, como ser “distinto” frente a caballos de raza... Una mirada desoladora y desgarradora sobre el estado de las cosas en la sociedad contemporánea.
"Klondike" De Maryna Er Gorbach (Ucrania). Ambientada en julio de 2014 en Donbass, esta historia inspirada en hechos reales tiene como heroína a Irka (notable actuación de Oxana Cherkashyna), una mujer que atraviesa la etapa final de su embarazo y debe sobrevivir junto a su marido a la destrucción de su hogar y al estado de guerra. Un film desgarrador y -también por circunstancias extracinematográficas- hoy muy pertinente.
De Marie Kreutzer (Austria). En la Navidad de 1877, Isabel, emperatriz de Austria (interpretada por la talentosa Vicky Krieps), celebra su cumpleaños número 40 y -considerada ya una “vieja” para su época- lucha por mantenerse como celebridad pública e ícono de la belleza y de la moda.
"All Quiet on the Western Front"
De Edward Berger (Alemania). Aunque recién se conocerá en Netflix el 28 de octubre con el título local de “Sin novedad en el frente”, este film que narra las traumáticas experiencias de un soldado de apenas 17 años durante la Primera Guerra Mundial ya fue elegido por Alemania para competir con el Oscar y fue recibido con críticas laudatorias tras su première mundial en el reciente Festival de Toronto .
De Carla Simón (España). Ganadora del Oso de Oro en la última edición del Festival de Berlín, la segunda película de la talentosa directora de “Verano 1993” se centra en las desventuras de una familia campesina de la zona de de Lleida que está a punto de perder sus tierras. Una conmovedora exploración de los profundos cambios que conlleva el “progreso” en las formas de vida más tradicionales.
De Ali Abbasi (Dinamarca). Ali Abbasi había sorprendido al universo cinéfilo con esa deforme y fascinante fábula romántica que fue “Border”. En este caso, regresó a su Irán natal para una historia hiperrealista: la reconstrucción del caso de Saeed Hanaei (Mehdi Bajestani), un trabajador de la construcción y ejemplar padre de familia de la ciudad de Masshad que se convirtió en un asesino serial con al menos 16 prostitutas entre sus víctimas. Hay en la historia de este “justiciero” misógino y psicópata y en la investigación policial que se lleva adelante algunas conexiones con “Zodíaco”, de David Fincher.
Otras representantes latinoamericanas
El mexicano Alejandro González Iñárritu es siempre un favorito de la Academia y este año regresó a su país con una producción de Netflix como “Bardo (o falsa crónica de unas cuantas verdades)”, que representará a su país en la entrega de los Oscars.
Uruguay compite con “El empleado y el patrón”, de Manuel Nieto Zas; Venezuela con “La caja”, de Lorenzo Vigas; Bolivia con “Utama”, film de Alejandro Loayza Grisi rodado en el altiplano con intérpretes no profesionales y hablada en quechua; mientras que Costa Rica envió “Domingo y la niebla”, largometraje de Ariel Escalante Meza que tuvo su estreno mundial en Cannes.