La productora teatral describió el momento en que decidió decirle la verdad a Barbie y el “Chyno”. “Me pediría perdón a mí por todo el daño que me hice durante tanto tiempo”, afirmó.
No es la primera vez que Nazarena Vélez habla sobre los problemas que tuvo con las drogas hace algunos años. Aunque se trata de un recuerdo doloroso, ella siente que la divulgación de su experiencia de vida puede ayudar a muchos que están atravesando una situación similar.
“Al principio, empecé con diuréticos y laxantes... Y después fui perfeccionando en buscar cosas mágicas para verme como deseaba”, relató en diálogo con La Once Diez/ Radio de la Ciudad.
La actriz contó que la situación más dura en esos tiempos difíciles fue cuando se animó a conversar sobre sus adicciones con sus hijos. “Como buena adicta lo he ocultado mucho. Pero cuando decidí contarlo, los senté primero a mis hijos. Tengo hijos muy sabios, muy amorosos, Barbie y Chyno me abrazaron, me contuvieron”, sostuvo.
Luego, añadió: “Me dio mucho miedo cuando tuve que llamar a mi papá y a mi mamá, y después a mis hijos. Me cagué muchas cosas de mi cuerpo por esa adicción, me dio mucha vergüenza porque yo me quería quedar en esta vida por ellos. Es muy tóxico”.
Parece finalizar este relato, Naza admitió que no solo debe disculparse con sus seres queridos, sino con ella misma tras haber vivido un infierno. “Me pediría perdón por todo el daño que me hice durante tanto tiempo. A mis viejos por hacerlos sufrir y a mis hijos. Pero a mí no se me caen los anillos por pedir perdón”, cerró.
“Sentía que tenía bichos en el cuerpo”
Invitada a Seres libres (Crónica), a fines de abril, la productora teatral contó que padeció trastornos alimenticios por las exigencias del medio. “Hace 11 años que dejé de consumir, a los 35 años. Yo sabía que me estaba matando porque empecé con dos pastillas y terminé con 30″, admitió.
Aunque tenía plena conciencia de que era un hábito muy peligroso, no fue hasta que estuvo al borde de la muerte que tomó noción del riesgo de sus acciones.
“Me pegué una sobredosis de pastillas. Me comí una hamburguesa y me dije ‘¿esto con qué se equipará?’ Con muchas más pastillas. Fue el 16 de noviembre de 2008, estaba en la cama inmovilizada, sentía que el corazón me explotaba y que tenía bichos en el cuerpo”, recordó.
En ese sentido, destacó que la cabeza le funcionaba rápidamente, pero el cuerpo no le respondía. “Cuando reaccioné, con toda la vergüenza del mundo llamé a mi mamá y le pedí que viniera. Ahí decidí contar toda la verdad”.
Ese fue solo el comienzo de la batalla. Mientras estaba haciendo su recuperación, la presión de los medios la llevó a pensar en volver a consumir. “Yo estaba luchando por dejar las pastillas y todo el mundo estaba diciendo cuan gorda estaba. Lo que yo recibía del afuera era ‘la estás cagando, volvé a consumir’”, aseguró.
A modo de cierre, reflexionó: “Todo el tiempo tengo tentaciones y todo el tiempo me tengo que estar recordando que no me quiero morir. Tengo una personalidad que atenta varias veces contra mí”.