Según la compañía, el 72% de los usuarios están convencidos de que casi todo lo que hacen en la red está siendo rastreado por anunciantes.
Google ha anunciado que no construirá ni utilizará herramientas alternativas para rastrear el tráfico de los usuarios web una vez que comience a eliminar gradualmente las cookies de terceros de su navegador Chrome el próximo año. Estas galletas digitales son archivos instalados en los dispositivos por proveedores externos que sirven para mejorar la navegabilidad, pero también para analizar la navegación en línea de los usuarios y recoger la información necesaria para personalizar la publicidad que les muestran.
La compañía tecnológica anunció el año pasado su intención de eliminar la compatibilidad con estas herramientas. Buena parte del sector lleva años criticando a las empresas tecnológicas, incluida Google, por utilizar cookies para recopilar registros de navegación en sitios web que no son de su propiedad, lo que les permite elaborar perfiles sobre los intereses de los usuarios para ofrecer anuncios personalizados y comerciar con ellos. La decisión va a cambiar en gran medida el mercado de la publicidad. Actualmente, empresas terceras son capaces de acceder a un historial de navegación de usuarios que ni siquiera han visitado sus páginas.
Google sostiene que el 72% de los usuarios están convencidos de que casi todo lo que hacen en la red está siendo rastreado por anunciantes y empresas tecnológicas o de otro tipo, y que el 81% piensa que los posibles riesgos que para ellos supone la captación de sus datos superan los beneficios. Por ello, los usuarios, cansados de ver anuncios indeseados mientras navegan, optan por instalar bloqueadores, lo que reduce la eficiencia de los algoritmos programáticos.
A través de una publicación en su blog oficial, Google ha asegurado que “los avances en agregación, anonimización, procesamiento en el dispositivo y otras tecnologías aptas para preservar la privacidad nos indican un camino claro para sustituir los identificadores individuales”. Según la compañía, sus productos digitales estarán impulsados por APIs que preservan la privacidad impidiendo el seguimiento individual, “a la vez que ofrecen rentabilidad a los anunciantes y editores”.
Una de las herramientas en las que trabaja Google es el aprendizaje federado de cohortes, o FLoC, que oculta a los usuarios entre grandes multitudes de personas con intereses comunes. Estas cohortes serán grupos de interés donde se ubicará a los usuarios. Esta tecnología, no obstante, también conlleva sus riesgos. Una, reconocida por Google, es que el algoritmo de aprendizaje automático podría construir cohortes involuntariamente que revelen categorías sensibles como raza, sexualidad o dificultades personales.