La pandemia por el COVID-19 visibilizó lo que ya existía: que algunas personas no tienen un plato de comida en la mesa todos los días y que otros comen demasiado. Tienen más hambre porque están aburridos o porque la misma ansiedad causada por el encierro, los incita a comer.
Como si fuera poco no tienen suficientes actividades en las cuales gastar energía. La Dra. Gladys Correa, presidenta de la filial Tucumán de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), explicó que ésta es una de las condiciones más preocupantes para los pediatras. Además, los médicos advierten que, especialmente en niños menores de 1 año, hay un abandono temprano de la lactancia materna y una alimentación auxiliar inadecuada.
“Nadie quiere escuchar a los niños” reflexiona el pediatra Jorge Cabana y dice que son los más vulnerables al virus y los que mayor limitación de derechos están teniendo. Han ocurrido muchos elementos que constituyen a la esencia de la infancia. Grandes cambios: interacción social con compañeros, relaciones íntimas con las emociones y disfrute del entretenimiento y las actividades deportivas. Esto puede afectar a la salud mental de los niños. Otros efectos del aislamiento social obligatorio son la exposición a la violencia doméstica, a agresores sexuales en las redes y al uso y abuso de pantallas.