Lo que en un primer momento parecía tocar el cielo con las manos se convirtió en un pesadilla. El tenista salteño Alejandro Orihuela, por sus resultados deportivos en 2018, había accedido a una beca ofrecida por la Universidad Cowley College de Arkansas, Estados Unidos.
Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, a raíz de la aparición del coronavirus, todo se convirtió en una pesadilla, de la cual, aún no puede despertar, ya que se encuentra varado en un hotel de Wichita, estafado por una empresa de viajes europea.
Luego de algunos meses de estudio, merced a una beca que obtuvo el tenista salteño Alejandro Orihuela, en la Universidad Cowley College de Arkansas, Estado de Kansas, EE.UU., donde además de estudiar la carrera de Psicología, representa a la institución educativa jugando al tenis, en el circuito universitario, en los primeros días de marzo, tuvieron una semana de descanso, donde muchos aprovecharon para visitar sus hogares o hacer turismo, Alejandro eligió viajar para conocer Nueva York.
Lamentablemente, el trato que se le dio en aquellas latitudes a la pandemia del coronavirus, no fue la adecuada para la ciudadanía y de allí que todo se precipitó, justo en el momento en que el salteño se encontraba en la ciudad de los rascacielos.
Nueva York es la ciudad de Estados Unidos donde más contagios se produjeron con el COVID-19, razón por la cual, las autoridades decidieron decretar el aislamiento, y entre otra cosas, las cancelaciones de vuelos tanto hacia el exterior como hacia destinos dentro de Estados Unidos.
De esa manera, Orihuela sufrió reprogramaciones de su vuelo de regreso a Wichita, donde se encuentra el aeropuerto más cercano a Arkansas, hasta que luego de ser cancelado definitivamente, pudo retornar comprando otro ticket en otra compañía.
"Una pesadilla"
Ayer, en una comunicación telefónica con Nuevo Diario, Orihuela explicó: "Lo que más me molesta, es haber sufrido la desprotección de la Universidad, ya que me comunicaron que debía quedarme en cuarentena en un hotel de Wichita, dado que no me permitirían el retorno al Campus universitario, lo cual económicamente es imposible, porque aquí todo es carísimo por el dólar y no me ayudan en nada, para vivir en un hotel", explica el salteño.
Alejandro trató de resolver su situación, llamando por teléfono a su entrenador, a las autoridades universitarias, a profesores, pero la solución para volver al Campus era imposible.
"Entonces, decidí regresar a la Argentina, pero tengo vuelo de retorno para la segunda quincena de mayo por United", afirma.
Fue allí que en un gran esfuerzo familiar, juntaron los $86.000 que una empresa de viajes le cobró para extenderle un pasaje para este lunes 23 por Air Canadá, en un vuelo Wichita-Chicago-Toronto y tras diez horas de espera, combinar con un vuelo hacia Santiago de Chile y llegada a Buenos Aires.
La partida estaba anunciada para las 6. Ale llegó a las 4 y al hacer el Check in, se dio con la novedad de que no podía volar por no contar con visa canadiense. Por esta situación, la empresa de viajes no debería haberle extendido el pasaje, "En ningún momento me dijeron que necesitaba visa para hacer escala en Canadá; sin embargo, tampoco me devolvieron el dinero con el vuelo que al final lo perdí", explicó el salteño.
Orihuela tuvo que recurrir por vía telefónica a medio mundo, pero nadie contestaba, menos la agencia que le vendió el frustrado vuelo y al final quedó en Wichita. Llamó a varios consulados argentinos y tuvo contacto con el que funciona en Chicago. Por fortuna, este contacto le sirvió para que la Universidad le permitiera terminar su cuarentena en un módulo de la institución.
Ante tantas desventuras y contratiempos, el salteño Alejandro Orihuela espera lograr asesoramiento para tramitar su incorporación al programa de "Repatriaciones" que lleva adelante la empresa Aerolíneas Argentinas o alguna ayuda oficial para retornar a nuestra provincia.
"Estamos desesperados"
Esta situación tomó de sorpresa a la familia de Alejandro Orihuela. “Estamos muy desilusionados e indignados con la Universidad. Jamás pensamos que lo dejarían a merced de su suerte. La verdad estamos desesperados porque ya no sabemos cómo juntar plata para mandarle”, dijo su madre, Gladys Ceballos.