Si bien hay factores de riesgo que no se pueden cambiar, otros sí y están relacionados con controles médicos, alimentación sana, actividad física, no fumar ni abusar del alcohol.
Desde el Ministerio de Salud Pública, se insta a las personas a controlar frecuentemente la hipertensión arterial y tener hábitos saludables, para prevenir un derrame cerebral.
Según el Programa Nacional de Prevención de las Enfermedades Cardiovasculares, en la Argentina el Accidente Cerebrovascular (ACV) representa la tercera causa de muerte y la primera que ocasiona discapacidad.
El accidente ocurre cuando un vaso de la circulación cerebral se obstruye o se rompe. Cuando hay obstrucción, se denomina ACV isquémico, cuando se rompe, ACV hemorrágico. En las dos terceras partes de los casos de ACV, el origen es la obstrucción de un vaso sanguíneo.
Algunos síntomas del ACV más comunes y de aparición súbita, son:
·Pérdida de fuerza o sensibilidad en algún miembro
·Dificultad para hablar, expresarse o comprender lo que otro dice
·Sensación de mano torpe
·Parálisis de la mitad de la cara, que se manifiesta como desviación de la comisura labial.
¿Se puede prevenir?
La enfermedad de los vasos sanguíneos cerebrales responde, en la gran mayoría de los casos, a la acción de factores de riesgo como el tabaquismo, la hipertensión arterial, el colesterol elevado o la diabetes.
De todos estos factores, el de mayor peso para el desarrollo de un ACV es la hipertensión arterial no controlada.
Esta condición explica, por sí sola, 1 de cada 3 casos de ACV. La cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo efectuada en el país muestra que más del 40% de los argentinos adultos padecen hipertensión arterial.
Además, 1 de cada 3 encuestados no sabe que es hipertenso y entre aquellos diagnosticados, 6 de cada 10 conviven a diario con la presión elevada, pese a que el tratamiento farmacológico es efectivo, seguro y se encuentra ampliamente disponible.
Una vez producido el ACV, la consulta urgente y el inicio de un tratamiento precoz pueden reducir las secuelas y la discapacidad a largo plazo, mejorando la calidad de vida.
Esto resulta especialmente importante en los casos de ACV isquémicos. Existen tratamientos dirigidos a disolver el coágulo, lo que puede limitar la extensión del daño cerebral y reducir las secuelas. Cuanto antes se acceda al tratamiento, mayor es el beneficio, por lo que la consulta médica debe ser urgente, apenas iniciados los síntomas.
Factores de riesgo
Un factor de riesgo incrementa la probabilidad de sufrir un ACV. Algunos no se pueden cambiar, pero otros sí. Cambiar los factores de riesgo modificables es una conducta posible y se denomina cuidado preventivo.
Una de las principales medidas de prevención es consultar con un médico y efectuarse los exámenes físicos, al menos una vez al año.
Factores de riesgo que no se pueden cambiar:
·Edad. A mayor edad, mayor riesgo de ACV.
·Sexo. Los varones tienen mayor riesgo de ACV que las mujeres, aunque más mujeres que hombrees mueren a causa de un ACV.
·Características genéticas. Si hay antecedentes familiares, hay mayor riesgo.
·Patologías previas: cáncer, enfermedad renal crónica, enfermedades autoinmunitarias.
·Arterias y venas débiles o anormales.
·Embarazo y posparto.
·Defectos cardíacos congénitos
Factores de riesgo modificables
Se puede cambiar algunos factores de riesgo, adoptando un estilo de vida saludable.
·No fumar.
·Controlar la presión arterial alta.
·Hacer actividad física durante un mínimo de 30 minutos por lo menos tres veces a la semana.
·Mantener un peso saludable, consumiendo alimentos sanos y sin excesos.
·No abusar del consumo de alcohol.
·No consumir sustancias ilícitas.