La caída estrepitosa del valor de Bitcoin y demás cripto el pasado jueves dejaron al descubierto la extrema volatilidad de este activo digital.
En los mercados a los días en los que el valor de las acciones se desploma se los conoce como día negro y, esta semana, las criptomonedas tuvieron su propio jueves negro. Bitcoin, la principal moneda digital, que se mantenía entre 52 y 57 mil dólares llegó a bajar su valor a 30 mil dólares en sólo cuestión de horas. Al ser la moneda más antigua, la más popular y la más estable dentro de ese universo criptográfico, Bitcoin arrastró consigo a las demás: la segunda más importante, Etherium, llegó a perder el 40% de su valor y Doge, popularizada por Reddit y por el CEO de Tesla, el 45%.
Así como se desploman también suben. Quien compró Bitcoins en 2009 cuando recién era creada y pagó 2 dólares por cada una de ellas, vio subir su valor hasta los 60.000 aunque no sin antes pasar por momentos en los que la moneda se vio depreciada hasta un 85%. La volatilidad es una de las características más importantes de este tipo de bien de intercambio y eso la hace tanto atractiva como peligrosa.
Para entender esta industria y sus movimientos, es necesario hacer una breve introducción que explique qué son exactamente las criptomonedas y a qué están sujetas, o más bien, qué las sustenta. La primera en crearse fue Bitcoin y su hacedor permanece en el anonimato. Bitcoin surge de la necesidad de descentralizar las finanzas y de eliminar la injerencia de intermediarios en el manejo de dinero: los bancos y los gobiernos. Cuando uno compra un Bitcoin, está comprando un código encriptado que no puede ser alterado y que es único e irrepetible. En el caso particular de esta moneda, los códigos tienen un límite: sólo habrá 21 millones en el mundo y se estima que el último se emitirá alrededor del año 2140.
Un concepto clave de las criptomonedas es que no hay un organismo en particular que lleve la contabilidad de las transacciones. Para lograr la transparencia, todas las computadoras que se vuelcan a la red de cripto funcionan como agentes de validación. Hoy en día hay millones de computadoras conectadas a una red, supongamos a la red de Etherium, que ponen su capacidad para realizar cómputos al servicio de esta red y así lograr que las transacciones (compra y venta) sean legítimas. No basta con que una computadora haga el cálculo para que el intercambio sea validado, ese mismo cálculo se hace en otras computadoras en forma simultánea para que se logre el consenso y la aceptación de que esa transacción fue hecha y es válida. A estas computadoras se les paga con Etherium y es otra forma de hacerse de estas monedas.
La clave es la confianza
Y aquí el tema que nos convoca. ¿Por qué cayeron las criptomonedas esta semana? ¿Cómo puede ser que perdieran tanto su valor? La respuesta es simple: una gran cantidad de gente perdió la confianza en que debía seguir teniendo criptomonedas y se deshizo de ellas.
Esta pérdida de confianza tuvo dos actores fundamentales. El multimillonario Elon Musk y el gobierno de China. Vamos por partes.
En febrero de este mismo año el CEO de Tesla revolucionó el mundo de las cripto al comunicar que la empresa había adquirido mil millones de dólares en Bitcoin y que, además, aceptaría esa moneda como pago para la compra de sus autos eléctricos. La confianza de un actor tan importante en el mercado acarreó consigo la confianza de otras personas que aun tenían dudas y empezaron a comprar divisas digitales y aumentaron la inversión de aquellos que ya estaban metidos en el mercado. Además de esto, PayPal y Visa adelantaron que están trabajando para aceptar criptomonedas, aunque por ahora sólo se refieren a las stablecoins (monedas cuyo valor está atado a otro activo, como puede ser el dólar estadounidense, y son menos volátiles).
Esta semana, el mismo CEO anunció que Tesla dejaría de aceptar Bitcoins como pago por la contaminación asociada a su minado, porque utiliza combustible fósil para su creación. Breve apartado sobre esto: las criptomonedas se “minan”. El término está asociado a encontrar algo preciado en una mina (oro, diamantes) pero el método nada tiene que ver con la extracción de metales preciosos. La minería es poner computadoras a validar transacciones y recibir una comisión en criptomonedas por ese trabajo y todos los equipos utilizados a este fin consumen una enorme cantidad de energía porque trabajan las 24hs del día. Gente avocada a este trabajo defiende la minería comparando la cantidad de energía eléctrica que consumen los servidores de los bancos y diversas instituciones financieras, pero ese es otro tema a tratar.
El golpe de gracia que generó la última caída de las cripto fue la comunicación conjunta de tres instituciones chinas, país en donde la minería es muy fuerte. La Asociación Nacional de Finanzas en Internet, la Asociación Bancaria y la Asociación de Pagos y Clearing de China prohibieron a las instituciones financieras proveer servicios relacionados con las criptomonedas y advirtió a los inversores sobre el intercambio especulativo de estos activos. Así, los bancos y sitios de pago online no pueden ofrecer transacciones ni acuerdos en criptomonedas.
Si la cuestión es la confianza, ¿se puede creer en una inversión tan volátil? Los conocedores del mundo cripto no se asustan ni se alteran: para ellos se trata de una “corrección que hace el mercado” y que estos vaivenes son propios de los activos que son jóvenes y que aún están construyendo la confianza en la gente. Por otro lado, estos movimientos bruscos también suelen ser acciones de actores importantes en el mercado (que tienen grandes inversiones) para bajar el precio de las criptomonedas y hacerse de ellas cuando están “en oferta”.
Sin embargo, es importante saber y conocer cómo se regulan estos mercados hoy y que la estabilidad de las criptomonedas es tán débil que el accionar de una empresa o de un gobierno pueden hacer subir su cotización por las nubes o desplomarla a niveles alarmantes. Ante esto, los inversores que creen en estos activos hablan de la confianza en un proyecto a largo plazo de una moneda que llegó para quedarse. Otros, que se dedican al trading hecho y derecho, creen en que no deja de ser una posibilidad más de especular con comprar barato y vender más caro.
Si la confianza se pierde, ¿podrían desaparecer? Es una posibilidad, sin dudas, pero hay que tener en cuenta de que es mucho más probable que desaparezcan aquellas criptomonedas que no llegaron a popularizarse y que aquellas más robustas sobrevivan. El argumento más utilizado para defender la permanencia de las cripto más grandes es la cantidad de dinero y de recursos humanos que hay volcado e invertido hacia la manutención de la red.
Creer o no creer, la decisión está en quien decida adentrarse en este mundo tan incierto como interesante de las criptomonedas.