Muchos funcionarios del Gobierno no se cansan de repetir que "lo peor ya pasó" y esta semana semana se sumó a la ola de felicidad el enviado del organismo, el italiano Roberto Cardarelli.
Debemos tener siempre presente que la llegada del FMI trajo con el acuerdo el retroceso y caída de todas las variables de la economía argentina: el dólar pasó de $22 a $46 , la inflación interanual fue del 31% al 55%, la tasa de referencia del 40% al 72% y el famoso indicador que tanto le gusta al sistema financiero -el Riesgo País- pasó de 435 puntos básicos a llegar a tocar los 1.000.
Muchos economistas nos hemos cansado de advertir que estas medidas neoliberales iban a dar estos resultados, pero más allá de los encuentros y desencuentros técnicos, los resultados que están a la luz de la realidad nos permite aseverar que hoy estamos peor que ayer y que estamos mejor que mañana.
Sin ser agorero de los malos resultados de este equipo económico, que claramente lo que no necesita ni reclama la sociedad , y buscando en el fondo del baúl alguna noticia optimista, debo decirles a los firmes seguidores de esta columna que dadas las decisiones de política económica conocidas en el decálogo de los últimos días que sólo queda aclarar que nunca se tiene como objetivo central o el mínimo margen el bienestar de las mayorías.
Sólo haciendo referencia a dos puntos económicos del famoso decálogo se exterioriza que no sólo apuntan al bienestar de las mayorías, sino que el propio Gobierno no cumple.
Un ejemplo muy claro es reducir el déficit fiscal, algo que no se logra aumentando el endeudamiento y los intereses. Y la independencia del Banco Central que quedó atado al FMI y a la puja de los banco internacionales.
Toda descripción de la realidad económica deja en evidencia no sólo el fracaso sino que también un sabor a que nada de esto fue hecho sin conocimiento de causa y efecto.
Lamento mucho que el mejor equipo de los últimos 50 no haya estudiado en la Universidad los resultados de aplicar un modelo neoliberal.
Sólo queda por decir lo caro que le está saliendo a los argentinos este experimento que de nuevo no tiene nada y donde un hijo quiso mostrarle a su papá "sí se puede".