Este lunes el organismo internacional girará a sus miembros los llamados “fondos pandemia”. Argentina recibe unos US$4330 millones, en momentos de turbulencias cambiarias.
El día llegó. Este lunes 23, el Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzará a girar entre los países miembros los US$650.000 millones en derechos especiales de giro (DEG), aprobados a principios de agosto para asistir a las naciones en necesidades generadas por la pandemia de coronavirus, tal como explica el propio organismo internacional. La Argentina recibirá unos US$4330 millones, al tipo de cambio actual, por su participación de 0,67% en el Fondo. Ese dinero irá directo a engrosar las reservas del Banco Central (BCRA).
Según declararon varios funcionarios, el Gobierno planea utilizarla para pagar al menos el primer vencimiento de capital del préstamo con el propio FMI, que opera hacia el próximo 22 de septiembre, mientras negocia una refinanciación del programa.
Al FMI, el país tiene que pagarle US$1900 millones de capital, más intereses, a fines del mes próximo y un monto similar hacia la navidad como parte del acuerdo suscripto en 2018 y por el que Argentina accedió a US$45.000 millones del multilateral.
El Gobierno negocia con la entidad que lidera Kristalina Georgieva un nuevo entendimiento que permita estirar los plazos, dado que el actual programa concentra la mayor parte de los vencimientos en 2022 y 2023.
“Vamos a utilizar los DEG para el pago de la deuda que tenemos con el Fondo Monetario Internacional, de los vencimientos que hay de acá a fin de año”, indicó la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca Bocco la última semana.
La decisión terminó de delinearse el fin de semana en la que el oficialismo presentó sus precandidatos a legisladores para las PASO. Fue la vicepresidenta Cristina Kirchner quien avaló públicamente el uso de esos dólares para pagar la deuda con el FMI y no para los gastos de la pandemia o combatir la pobreza, como intentaban forzar un grupo de senadores kirchneristas.
El impacto que los DEG pueden tener en el dólar
La llegada de los dólares del FMI significan un alivio, esperado desde mediados de mayo, para el poder de fuego del Central, cuyas reservas arrancan la semana en US$42.000 millones, en medio de la renovada tensión cambiaria preelectoral.
Aunque no se vayan a utilizar para neutralizar una eventual corrida contra el peso, con los DEG, las reservas internacionales se ubicarán en el mayor nivel desde octubre de 2019. Permitirán que las llamadas reservas líquidas (es decir aquellas que el BCRA tiene disponibles para afrontar pagos o emergencias) subirán por encima de US$6000 millones.
Ese efecto “tranquilizador” puede resultar clave para la etapa preelectoral, aunque abre interrogantes respecto de lo que vendrá. Es que los analistas resaltan que no alcanzan para afrontar los vencimientos que se sucederán desde marzo, por lo que el Gobierno aceleraría un acuerdo pasadas las elecciones para no caer en default con el FMI.
Solo en el primer trimestre de 2022, el Gobierno debe afrontar pagos al Fondo y otros organismos internaciones por más de US$7000 millones.
Antes de esta inyección extra, el Central adquirió en el mercado unos US$6000 millones comprados en los primeros meses del año al mercado, gracias a la liquidación récord de las exportaciones agroindustriales, con los precios de la soja, el maíz y el trigo marcando máximos de los últimos 9 años.
Parte de esos dólares se fueron en las intervenciones sobre las cotizaciones financieras, por las que los inversores se hacen de las divisas con la compraventa de bonos. Este fue el último segmento donde se reforzó el cepo cambiario para evitar una escalada que presione sobre el dólar oficial y, en consecuencia, se traslade a precios, en un segundo semestre con precios internacionales alejados de los picos y cuando el ingreso de divisas del agro merma por razones estacionales.
La sangría de reservas continuará, sostienen en el mercado, aunque a un menor ritmo que el evidenciado en las últimas semanas.
Qué son los DEG y para qué se pueden utilizar
Los derechos especiales de giro son activos de reserva internacional creados por el FMI en 1969. No son una moneda pero funcionan como tal y su cotización se determina en base a una canasta de divisas en la que están el dólar estadounidense, el euro, el renminbi chino, el yen y la libra esterlina.
La asignación no es un préstamo, sino que aumentan los recursos y los países que los reciben pueden intercambiarlos por divisas, sobre la base de acuerdos de intercambio voluntarios entre las naciones que tienen DEG y los países que actúan como creadores de mercado.
Según explica el FMI en su sitio web, los DEG pueden utilizarse según las necesidades que tenga el país que los recibe para asistir a la población frente a la crisis, reforzar las reservas internacionales o impulsar reformas.
Luego de la ampliación votada a principios de agosto, Argentina reforzará su reclamo para que se habilite el traspaso voluntario de los DEG que reciben los países más avanzados (EE.UU. China, Japón, España o Italia, entre otros, hacia naciones de ingresos bajos y medios.
“Seguiremos trabajando activamente con los países a fin de identificar opciones viables que permitan canalizar voluntariamente DEG de los países miembros más ricos a los más pobres y vulnerables, para apoyar su recuperación de la pandemia y para que logren un crecimiento resiliente y sostenible”, señaló Georgieva a principios de mes.