Este martes lunes se celebró la octava jornada de la audiencia de debate en la que la Sala IV del Tribunal de Juicio, juzga al cura Agustín Rosa Torino, acusado de abuso sexual gravemente ultrajante agravado en perjuicio de dos víctimas y abuso sexual simple agravado, en perjuicio de una tercera. La fiscala penal Verónica Simesen de Bielke, representa al Ministerio Público Fiscal.
Uno de los testigos fue miembro del instituto fundado por el acusado, al que ingresó como aspirante en 1994. Conoció a la exmonja víctima, con quien afirma que tuvo una relación cercana.
El testigo llegó a ser sacerdote subalterno del imputado y sostuvo que muchos integrantes se quejaron por los maltratos de la exmonja víctima y que tenía cambios frecuentes en su estado anímico. Aseguró que desconoce los motivos de la salida de la exmonja víctima de la congregación.
Además, el testigo aportado por la defensa, indicó que era el encargado provincial de los varones de la comunidad. Sin embargo, no pudo recordar la fecha en la que uno de los exnovicios víctima salió de la comunidad, ni sus motivos.
Al respecto, aseveró que como superior provincial le fue informada la salida de uno del exnovicio por parte del superior local y remarcó que las salidas de la congregación no eran frecuentes y que no se le ocurrió preguntar los motivos.
Afirmó que el acusado tenía un trato cordial con todos los integrantes de la comunidad y negó que existieran tratos indecorosos hacia las víctimas.
Acerca de uno de los sacerdotes que durante la audiencia relató que fue abusado por el acusado, sostuvo que este tenía cambios en su estado anímico y que era agresivo en el trato.
También reconoció que el acusado era quien tenía la última palabra sobre el envío de jóvenes a la Patagonia y aseguró que cada miembro de la comunidad era libre de irse cuando quisiera.
La siguiente testigo relató que conoció a la exmonja víctima y a otros jóvenes de la comunidad porque los trató en su laboratorio bioquímico.
Afirmó que tuvo una relación cercana con la exmonja y que luego se produjo un distanciamiento desde 2015, año en que fue intervenido el instituto fundado por el imputado.
La testigo, también aportada por la defensa, dijo que la exmonja era muy cambiante en su estado anímico y que estaba disgustada con algunas hermanas de la comunidad.
Aseguró que el acusado siempre tuvo un trato de mucho respeto con la exmonja víctima y que esta nunca le comentó sobre tocamiento por parte del imputado.
Otro testigo el declarar por parte de la defensa fue el primo de la esposa de uno de los exnovicios víctima, quien también fue postulante en el instituto del acusado. Indicó que tras abandonar la comunidad, recibió un llamado telefónico de un número de Buenos Aires, en el que le ofrecieron ayuda económica por declarar lo que supiera del acusado. Afirmó que no recuerda quién lo llamó, pero que era alguien relacionado al instituto.
Por último, relató que tras ser enviado a Puerto Santa Cruz, pidió regresar a Salta a las dos semanas “porque no le gustaba el aire que había”.
Dijo que recibió evasivas de sus superiores y que se vio obligado a robar un pendrive para disgustar a las autoridades y poder regresar a Salta. Indicó que al poco tiempo, abandonó definitivamente la comunidad religiosa.
La audiencia de debate se reanudará este miércoles 7 de julio, desde las 8, en el Salón de Grandes Juicios del Poder Judicial.