Dos de los nueve agentes que participaron del operativo en Tucumán se quebraron. Sus declaraciones fueron esenciales para encontrar el cuerpo.
Espinoza. Los testimonios fueron de vital importancia para que la fiscala Mónica de Targa recabara las pruebas que demuestran que, luego de asesinar al peón rural, los efectivos implicados trasladaron el cuerpo en el auto del comisario Rubén Montenegro desde el paraje de Melcho hasta la comisaría de Monteagudo. Finalmente, allí lo habrían envuelto con plástico y una frazada, lo ataron con sogas y luego lo tiraron de un barranco de 150 metros de profundidad en la zona de Andalgalá, límite de Tucumán con Catamarca.
En su declaración como imputado, Paz -de 47 años- relató cómo llegaron a la zona de Melcho en un auto volkswagen Fox: "Nosotros con el jefe Montenegro y Ardiles llegamos como a 15 minutos de haber ocurrido el hecho". Además, contó que tanto él como el otro agente se habían quedado a mitad de camino en la casa de una mujer llamada Lola para hacer averiguaciones y dispersar a las personas que habían participado de carreras cuadreras.
De acuerdo al expediente, Paz dijo que cuando regresaban rumbo a la comisaría de Monteagudo en el mismo auto, Montenegro les confesó que llevaba un muerto en el baúl. Esta declaración coincide con la de Ardiles, que sostuvo: "Nos lleva en el Fox y nos volvimos a base en Monteagudo. En el camino me dice que llevaba un muerto en el baúl, que todos íbamos a cagar".
Una vez en la comisaría, siempre de acuerdo a las confesiones de ambos policías, el propio comisario les mostró el cuerpo de Luis Espinoza y los amenazó de muerte si hablaban de lo sucedido.
Paz dijo en su declaración: "Allí nos llama el comisario y nos hace pasar en donde estaba el auto Fox con el baúl abierto en donde estaba una persona que vestía un jean celeste o azul y en la parte de arriba tenía algo oscuro, no veía bien si era una campera o una bolsa de plástico. Montenegro me amenazó de que me iba a volar la cabeza de un tiro y que iba a matar a mi familia. Amenazaba y retaba a los demás. Aclaro que deliberaban qué iban a hacer con el muerto, no sabían si lo iban a quemar, enterrar o si lo iban a tirar en el cerro".
Por su parte, Ardiles dio detalles de cómo retuvieron el cuerpo de Espinoza en la comisaría para luego trasladarlo en el mismo auto al límite de Catamarca donde lo arrojaron desde un barranco.
El agente relató: "Yo no me enteré de quién hablaban, fue cuando abrieron el baúl y era un desparpajo total, había una persona sin vida, yo no pregunté cómo murió, yo sé que murió de un disparo. Eso dijeron ellos… cuando el auto ingresó a la comisaría bajaron el cuerpo del auto… Montenegro, Morales, Zelaya y el flaco González… al cuerpo lo bajaron y lo envolvieron con una frazada, no recuerdo el color y luego lo volvieron a meter en el auto… yo no pregunté qué hicieron con el cuerpo. Yo escuché por un comentario en el grupo de ellos que el cuerpo lo dejaron en lugar para el lado de Catamarca… dijeron que estaba bien asegurado y que no lo iba a encontrar nadie."
Con estas declaraciones, la justicia recabó pruebas y datos para dar con los restos del peón. Según las pericias, luego de recibir el disparo mortal por parte del oficial Morales en el paraje de Melcho, el cuerpo de Espinoza fue envuelto en plástico, frazadas y atado con sogas para ser trasladado a la comisaría de Monteagudo donde planificaron cómo deshacerse del cuerpo finalmente arrojado en Andalgalá.
La fiscala de Instrucción Mónica García de Targa pidió la prisión preventiva por un año para 10 de los 11 imputados, 9 de ellos policías y 2 civiles por el crimen del trabajador rural.
Los policías Rubén Montenegro (subcomisario), José Morales, Miriam González, René Ardiles, Víctor Salinas, Carlos Romano, José Paz, Gerardo González Rojas y Claudio Zelaya, Fabio Santillán (vigía ciudadano) implicados en el asesinato de Luis Espinoza fueron imputados por ser coautores responsables del delito de desaparición forzada seguida de muerte y privación ilegítima de la libertad.