Con la declaración de peritos psicólogos y psiquiatras que realizaron informes sobre los imputados continuó hoy el juicio seguido por el homicidio de María Leonor Gine (70). Por el hecho ocurrido el 28 de marzo del año pasado están imputados Agustín Morales (21), nieto de la víctima, Federico Leonardo Detzel (30) y Tania Rocío Aguirre (30).
La séptima jornada comenzó con la comparecencia de un psicólogo propuesto por la defensa de Morales. El testigo dijo que entrevistó al imputado dos o tres veces en su consultorio para brindarle acompañamiento. Fue en febrero del año pasado. Indicó que atendió al imputado por pedido de su familia.
A partir de las entrevistas supo que Morales comenzó a consumir drogas a los 12 o 13 años, que padecía una adicción severa al “paco” o pasta base y que también había consumido cocaína.
El profesional afirmó que la pasta base produce disociación de la realidad y un bloqueo afectivo y de conciencia. Afecta a las personas al punto de parecer “zombies” emocionales.
Dijo que a Morales se lo veía angustiado por su problema de adicción y que podía asumir sus errores, pero seguía frecuentando lugares de alta vulnerabilidad social como la zona de “El Bajo”, adonde concurría para consumir sustancias prohibidas.
El psicólogo sostuvo que sabía de las conductas disruptivas del acusado, sobre todo en lo referido a la imposición de límites, pero nunca advirtió actitudes agresivas en él.
Seguidamente declaró una médica psiquiatra del CIF que evaluó a Tania Aguirre y a Agustín Morales.
Acerca de la primera, la profesional indicó que la entrevista se realizó el 19 de mayo de este año. En relación a los antecedentes socioambientales de la acusada, señaló que dijo ser consumidora de tabaco, alcohol, cannabis y pasta base, pero no lo refirió como algo problemático.
Relató que Aguirre no reconoció responsabilidad sobre los hechos que se le imputan e indicó que ella concurrió al lugar para prestar un servicio como trabajadora sexual.
Sobre el discurso de la acusada, la profesional lo caracterizó como espontáneo, exculpatorio y sin indicadores de mendacidad ni ocultamiento. Dijo que posee capacidad empática y no presenta psicosis ni trastorno mental que afecte su relación con la realidad.
En relación al informe realizado a Agustín Morales, la testigo dijo que fue realizado el 24 de julio del año pasado, junto a una perito de parte propuesta por la defensa del acusado.
La profesional indicó que en ese momento el imputado estaba domiciliado en Belgrano al 900 y que le refirió que estaba residiendo ahí porque le convenía para movilizarse a los lugares donde compraba las sustancias estupefacientes.
Dijo que Morales contó que comenzó a consumir a los 14 años, cocaína, marihuana y pasta base. A veces, de manera conjunta con alcohol y psicofármacos, dependiendo del dinero con el que contara. También refirió que había iniciado tratamiento en varias instituciones, en Salta y Córdoba, pero nunca obtuvo el alta médica ya que abandonaba por propia voluntad.
La profesional sostuvo que, durante la entrevista, Morales se mostró con actitud reticente, con discurso evasivo, confuso y de tipo exculpatorio. Dijo que identificó indicadores de ocultamiento y mendacidad. El acusado no habló de los hechos que se le imputan ni de su vínculo con su abuela.
Señaló que Morales no presentaba capacidad empática ni registro del otro, característica propia de una personalidad de perfil psicopático y antisocial. Tampoco se observó en él psicosis que afecte su relación con la realidad, por lo que podía discernir sobre actos socialmente reprochables.
Sostuvo finalmente que Morales no presentaba deterioro de la memoria episódica ni de la memoria procedimental.
Declaró luego una psicóloga del CIF que tuvo a su cargo un informe sobre Tania Aguirre. Indicó que al momento de la pericia la acusada presentaba fragilidad psíquica que compensaba con una actitud histriónica, mostrándose segura de sí misma.
Aguirre le refirió consumo ocasional de sustancias pero no observó en ella deterioro cognitivo a raíz de esta adicción. Tampoco presentó rasgos patológicos en su personalidad. Consultada acerca de si observó indicadores de ocultamiento, la testigo dijo que sí percibió algunos, pero referidos solo a su identidad de género.
Declaró a continuación un médico psiquiatra del Servicio Médico del Poder Judicial que realizó informes sobre los tres imputados, en mayo del año pasado.
Sobre Morales, el perito concluyó que posee una personalidad con perfil psicopático disocial, con conductas impulsivas. Precisó que no presentaba ni psicosis ni otra patología mental importante al momento del examen. Tampoco deficiencias cognitivas ni comunicacionales.
Dijo que el acusado admitió un consumo de sustancias psicoactivas de larga data. Interrogado acerca de los hechos que se le imputan, Morales adujo amnesia temporaria y circunscripta a ese momento. Sobre las circunstancias previas ni posteriores conservaba un recuerdo preciso y normal.
Con respecto a esta afirmación del acusado, el perito afirmó que puede resultar verosímil en cuanto a que él manifestó que días previos había estado consumiendo de manera compulsiva sustancias psicoactivas y alcohol.
El testigo indicó que, por esa intoxicación, pudo haberse producido alguna falla (ausencia de recuerdo) en lo que hace a la memoria de fijación. Sostuvo que esto es difícil demostrar, pero es verosímil. Agregó que ese desdibujamiento también puede darse bajo una situación de estrés o de alta carga emocional.
El perito afirmó que no advirtió en Morales indicadores de mendacidad de manera certera.
Sobre Federico Detzel, el profesional refirió que durante la entrevista el acusado admitió su consumo de pasta base. Dijo que no presentaba antecedentes patológicos relevantes ni trastornos en el control de sus impulsos. Tampoco se observaron deficiencias cognitivas ni comunicacionales. Finalmente indicó que en Detzel no se observaron rasgos certeros de mendacidad.
Finalmente, sobre Tania Aguirre, indicó que la imputada no tenía rasgos patológicos psiquiátricos y que su discurso fue coherente, con la atención y la memoria conservadas. Dijo que no se observaron tampoco indicadores de dificultad en el control de sus impulsos.
Agustín Morales (21) está acusado por homicidio agravado por el vínculo, ensañamiento, alevosía, criminis causa y por haber mediado violencia de género, en perjuicio de María Leonor Gine, en concurso real con violación de medidas dispuestas por la autoridad competente para impedir la propagación de una pandemia.
Federico Leonardo Detzel (30) y Tania Rocío Aguirre (30), en tanto, están imputados por homicidio agravado por ensañamiento, alevosía, criminis causa en perjuicio de María Leonor Gine, en concurso real con violación de las medidas dispuestas por la autoridad competente para impedir la propagación de una pandemia.
El tribunal colegiado está integrado por los jueces María Gabriela González (presidenta), Carolina Sanguedolce y Pablo Farah (vocales), vocales de la Sala III.
El 28 de marzo de 2020, alrededor de las 10.30, una hija y un nieto de María Leonor Gine se acercaron al edificio donde residía la víctima, en la intersección de Sarmiento y Belgrano, para ver cómo se encontraba debido a que no respondía las llamadas telefónicas. Por el portero del edificio se enteraron de que Agustín Morales, otro nieto de la víctima que se encontraba residiendo circunstancialmente con ella, se había llevado el vehículo de Gine.
Los familiares de la mujer de 70 años salieron en búsqueda de Morales y lo divisaron en avenida Bicentenario. Iba en el rodado acompañado por Detzel. Regresaron con Agustín al edificio de Gine y en ese momento arribó al lugar otra hija de la víctima, que tenía un juego de llaves del departamento. Al ingresar, encontraron el cuerpo de la mujer en la cocina. Tenía heridas en el cuello y otras de tipo defensivas. En el lugar se observaba mucha sangre y un cuchillo que sería el arma con el cual le ocasionaron las lesiones que le provocaron un shock hipovolémico.
Al momento del hallazgo del cuerpo, Morales se dio a la fuga.
A partir del relevamiento de filmaciones de las cámaras de seguridad se logró establecer que durante esa noche, Morales entró y salió varias veces del departamento de su abuela, acompañado por Detzel y Aguirre.