Pablo José Yáñez (38) fue condenado a prisión efectiva por estafa (siete hechos), falsificación de documento (cuatro hechos) y violación de las medidas dispuestas para evitar la propagación de una epidemia, todo ello en concurso real. El imputado fue denunciado por la venta fraudulenta de terrenos en los barrios Benjamín Méndez, El Círculo y San Calixto.
La jueza Norma Beatriz Vera, vocal de la Sala IV del Tribunal de Juicio, revocó la condicionalidad de una condena anterior que le había dictado la Sala VI del Tribunal de Juicio a Yáñez, por el delito de estafas reiteradas, y unificó ambas penas en el monto de cinco años de prisión.
La jueza ordenó el traslado del condenado a la unidad carcelaria local, donde deberá recibir tratamiento psicológico.
En el mismo fallo, Carlos Sebastián Peláez (37) resultó condenado a la pena de nueve meses de prisión efectiva, como partícipe secundario material y penalmente responsable de los delitos de estafa y violación de las medidas dispuestas para evitar la propagación de una epidemia, todo ello en concurso real. La jueza ordenó el inmediato traslado del imputado a la cárcel local.
A Peláez también se le revocó la condicionalidad de una condena anterior que le habían dictado por desobediencia judicial y amenazas, y se le unificó ambas penas en el monto de años y tres meses de prisión efectiva.
Yáñez fue denunciado por varias estafas cometidas con la misma modalidad: publicitaba la venta de terrenos a través de Facebook, citaba a las víctimas en una oficina ubicada en Sarmiento al 800 y les mostraba planos, cédula parcelaria y croquis de ubicación de los terrenos. O les hacía completar un formulario de solicitud de lote de interés social, aduciendo que era empleado de la Subsecretaría de Tierra y Hábitat.
Luego sugería a los damnificados la entrega inmediata de algún monto de dinero como “seña” ya que –según él- había muchos interesados en la compra de los lotes. En algunos casos, llegó incluso a acompañar a los compradores hasta los loteos para indicarles cuál era el terreno en cuestión y les aseguró que podían hacer posesión inmediata del mismo y hasta cercarlo.
Cuando los compradores descubrían la estafa, Yáñez dejaba de responder las llamadas y mensajes. Y ya no los atendía en la dirección donde los había citado la primera vez.
Peláez colaboraba con Yáñez en la concreción de los engaños, acompañándolo a mostrar los terrenos o recibiendo a los damnificados en la oficina de Sarmiento al 800.