DOLORES.- Llevaron botellas con lavandina, también alimentos, copas y platos de plástico. Por primera vez entraban al penal donde sus hijos quedaron alojados como acusados del asesinato en Villa Gesell de Fernando Báez Sosa. El traslado a la Unidad Nº 6 de Dolores y las casi dos semanas de arresto de los jóvenes de Zárate empezaron a notarse en rostros y actitudes. "Les pedimos perdón a los familiares de la víctima", dijo Marcial Thomsen, padre de Máximo, uno de los señalados por la fiscalía como coautor directo del crimen. Y agregó: "Fue una tragedia, no son asesinos".
Quebrado emocionalmente, en llanto cuando se subía al automóvil, Thomsen expresó: "No abro los ojos porque no quiero despertar". Además señaló que su hijo esa noche "estaba borracho". Admitió que está bien que estén presos mientras sigue la investigación, pero expresó que "justicia no es que violen o maten a los acusados", dijo ante amenazas que trascendieron los muros de la cárcel.
Fue el único familiar de los diez acusados que aceptó dar su opinión más allá de un pésame. "Tengo miedo de no verlo más en libertad", expresó sobre su hijo, Máximo Thomsen. Y agregó: "No creo que sea consciente de la pena".