Alberto Fernández y sus asesores creen que la cuestión económica motivó la movilización. Piensan en una mesa de diálogo con la oposición.
El Gobierno observó con preocupación las marchas que se desarrollaron en todo el país durante el 9 de julio, pero en el entorno de Alberto Fernández aseguran que las movilizaciones en rechazo a la intervención de Vicentin y en defensa "de las libertades" no están motivadas por el pedido de justicia, sino por el factor económico.
La oposición respaldó el banderazo pero el oficialismo lo tildó de "antidemocrático"
El equipo del Presidente entiende que el trasfondo real de esas protestas es fruto de la depresión económica. Hablan de malestar por la falta de consumo, la erosión del salario y la caída en la producción, entre otros factores.
Incluso hay quienes sostienen que si el contexto económico fuese positivo, la posibilidad de que la gente salga a la calle serían mínimas.
Por otro lado hay pase de factura entre los ministros: acusaciones cruzadas por supuesta falta de gestión y ausencia de acción política en defensa del Presidente.
La idea es crear consenso con el ala dialoguista de Juntos por el Cambio, entre estos, el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta; la exgobernadora María Eugenia Vidal; el exministro del Interio Rogelio Frigerio; el extitular de la Cámara de Diputados Emilio Monzó y sectores empresariales y sindicales.
La idea comenzó a tomar forma en los últimos días, en respuesta a una crisis generalizada y el creciente malestar en la sociedad.