Las actividades ya no presentan el vértigo de jornadas previas a las lluvias pero continúan en guardia controlando los focos que fueron afectados, mientras esperan que nuevas precipitaciones los ayuden a combatir los que todavía siguen activos.
A pesar del respiro que trajo la lluvia de esta semana, los brigadistas que combaten los incendios forestales en Corrientes continúan en guardia controlando los focos que fueron afectados, mientras esperan que nuevas precipitaciones los ayuden a combatir los que todavía siguen activos.
El director del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), Alberto Seufferheld, afirmó en diálogo con Télam que "si bien las lluvias de esta semana trajeron alivio estamos desplegando mucha gente porque hay que hacer guardias que impiden que algunos focos se vuelvan a encender y hay que atacar algunos a los que las lluvias no los afectaron".
En la base operativa que la fuerza conjunta de organismos nacionales y brigadas forestales de distintas provincias montaron hace dos semanas en una escuela rural de la localidad correntina de San Miguel, las actividades ya no presentan el vértigo de jornadas previas a las lluvias y puede verse a grupos de brigadistas lavando a mano sus uniformes ennegrecidos por extensos e intensos días y noches de combate entre las llamas.
Muchos de ellos aprovechan esta ventana de descanso para comunicarse con sus familias a través del sistema montado por la empresa estatal de telecomunicaciones Arsat que provee de señal al campamento.
"De acuerdo a lo que nos mostraron las imágenes satelitales que analizamos está mañana, sobre los puntos de calor en el área se organizaron sobrevuelos para evaluar fuegos en la zona de Itatí, cerca de la capital provincial, cerca del Parque Nacional Mburucuyá, en Lomas de Vallejos y también en Galarza dónde es probable que algún foco se haya reactivado", detalló Seufferheld sobre la situación en Corrientes donde el fuego ya consumió 900 mil hectáreas.
El funcionario explicó que ayer se hicieron sobrevuelos en las zonas de San Alonso y El Socorro, donde la situación permanece "tranquila".
"Fue llamativo ver humo en suspensión hacia el norte en la zona de Galarza", agregó Seufferheld.
"Ahora estamos trabajando en lugares en los que las lluvias de esta semana no aplacaron el fuego como en Galarza, Mburucuyá y Lomas de Vallejo dónde nunca cesó la actividad", indicó.
El funcionario añadió que "se esperan lluvias para lunes y martes pero hay que ver qué cantidad de agua caerá, porque podría aplacar focos activos y humedecer la vegetación reseca".
"Sostener este despliegue implica un importante esfuerzo logístico, que requiere el combustible, la logística y especialmente la movilidad para los campamentos que combaten fuegos adentro de los esteros a los que solo podemos abastecer a través de helicópteros; mantener la máquina funcionando implica unos 200 millones de pesos por día", estimó.
"La idea ahora es ver cómo impactan las lluvias que se esperan a principios de la semana que viene para analizar si se sostienen todos los medios en el terreno o se planifica algún repliegue, con lo que llovió está semana consideramos que todavía no se podía pensar en repliegue porque todavía puede pasar que se reactiven focos como estamos viendo; ahora que tenemos la iniciativa tenemos que empujar con todo lo que tenemos para que las próximas lluvias puedan ayudar a apagar las llamas", completo Seufferheld.
Bajo el sol del mediodía, camionetas salían de la base de San Miguel hacia los focos activos para monitorear la situación, mientras que mecánicos y conductores de autobombas aprovechaban la tarde debajo de los árboles para realizar tareas de mantenimiento en sus vehículos.