Blas Cinalli les confesó a sus amigos que habían golpeado hasta la muerte a un joven en la puerta de un boliche en Villa Gesell.
Los ocho rugbiers detenidos por el crimen de Fernando Báez Sosa no quieren hablar en la Justicia. Y hasta intentaron recusar a la fiscal Verónica Zamboni. Pero la misma noche del asesinato confesaron todo en WhatsApp. Y, ahora, esos mensajes les jugaron en contra. Especialmente a Blas Cinalli.
"Yo lo único que quiero decir es que no quisimos que pasara lo que pasó", dijo Cinalli la única vez que estuvo frente al juez David Mancinelli, pero el 18 de enero les había contado a sus conocidos: "Amigo, flasheamos, matamos a uno".
"Nos cagamos a piñas en el boliche. Nos sacaron a todos. Esperamos a que se vaya la Policía y ahí los recagamos a piñas", relató lo que pasó minuto a minuto aquella trágica noche dentro y fuera de Le Brique con Fernando y sus amigos.
Blas continuó confesando ante sus amigos: "Dos convulsionaron, uno lo mandamos al hospital sin signos vitales. Ahora estamos yendo al Mc Donald's a ver qué pasa. Amigo, flasheamos, matamos a uno. Yo solo quiero fumar flores".