“Bienvenido”, le devolvió el Papa. La reunión empezó minutos antes de las 6.30 hora de nuestro país en la Biblioteca del Palacio Apostólico.
El presidente Alberto Fernández inició hoy a las 10.27 locales (6.27 de Argentina) su reunión privada con el Papa Francisco en la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano. “Santo Padre, qué gusto verlo”, dijo el mandatario en el instante del encuentro, mientras que el Papa le respondió “bienvenido”. Así Fernández se convirtió hoy en el tercer jefe de Estado argentino recibido por el Papa Francisco, desde su elección como máxima autoridad de la Iglesia, en marzo de 2013, una marca inusual para cualquier jefe anterior de la Iglesia católica.
El jefe de Estado argentino llegó al Vaticano pocos días antes de cumplir sus primeros dos meses al frente del gobierno, aunque se trata de su segundo encuentro con Francisco, con quien ya se vio en agosto de 2018 en la residencia papal de Casa Santa Marta, cuando todavía no era candidato presidencial.
Desde su asunción en 2013, Francisco recibió a los dos mandatarios que precedieron a Fernández: a Mauricio Macri, en dos oportunidades, ambas en el Vaticano y en 2016, y Cristina Fernández de Kirchner, en siete ocasiones, aunque algunos de esos encuentros se dieron en Brasil, Paraguay y Cuba.
El tono del primer intercambio entre ambos dio la pauta de que se trataría un encuentro distendido. Tras saludarse, Fernández le indicó a Francisco: “Pase usted”. “No, primero el monaguillo...”, respondió Francisco. Ambos rieron e ingresaron a la Biblioteca de la Santa Sede.
Cuando concluyó la bilateral privada, se abrieron las puertas de la Biblioteca y pasó la delegación oficial. Alberto Fernández junto a Fabiola Yáñez, Losardo, Solá, Olivieri, Béliz, Chávez y Biondi se sacaron las fotos de rigor junto al Sumo Pontífice y entregaron los regalos de la Argentina que se eligieron bajo las sugerencias de la Secretaría de Culto.
Hay un coffee table book con las fotos de los bares históricos de Buenos Aires -Tortoni y 36 billares, por citar dos casos-, una obra en telar realizada por trabajadores con discapacidad de la Asociación Civil Granja Andar, y una figura hecha a mano del Negro Manuel, un esclavo que fue el primer custodio de Nuestra Señora de Luján.
Tras recibir los regalos de la Argentina, Francisco entregó al Presidente un ejemplar de la encíclica Laudato si -su obra teológica que cuestiona al capitalismo salvaje y las asimetrías sociales en clave de Cambio Climático-, y repartió estampitas y crucifijos. Un clásico en las audiencias papales.