El expresidente se ausentó de la ceremonia de asunción, pero respetó una de las tradiciones del traspaso de mando.
Donald Trump nunca felicitó a Joe Biden por su triunfo en las elecciones de noviembre en medio de denuncias nunca probadas de fraude. Y este miércoles se fue temprano de Washington después de desearle “mucho éxito al nuevo gobierno”. Ya había anunciado que incumpliría una de las tradiciones más importantes de la institucionalidad estadounidense: pasarle el poder al próximo presidente. Pero aún lejos de los protocolos durante todo su mandato, el magnate republicano decidió finalmente respetar al menos un hábito histórico: dejarle una carta a su sucesor.
Fue el flamante presidente Biden el que confirmó que Trump había cumplido con el protocolo. “El presidente me dejó una carta muy generosa” en el Despacho Oval, dijo Biden a los periodistas en la Casa Blanca tras jurar como el 46° jefe de Estado del país.
El portavoz de la Casa Blanca, Judd Deere, había anticipado más temprano la existencia de esa misiva. La tradición establece que los presidentes deben dejarle una nota de felicitación y apoyo a su sucesor en la Oficina Oval, pero nadie esperaba que Trump tuviera semejante gesto debido a su vacilación para reconocer la victoria de Biden en los comicios de noviembre.
El presidente escribió una carta muy generosa Debido a que era privado, no hablaré de ello hasta que hable con él. Pero fue generoso
La Casa Blanca no reveló el contenido de la nota “Es una carta entre el 45 y el 46”, dijo Deere en alusión al número de ambos presidentes en la historia del país. “El presidente escribió una carta muy generosa Debido a que era privado, no hablaré de ello hasta que hable con él. Pero fue generoso”, indicó.
Pero Trump no fue el único. El vicepresidente saliente, Mike Pence, también dejó una nota para su sucesora, Kamala Harris, la primera mujer en ocupar el cargo en la historia del país.
Una tradición de larga data
La tradición prevé que los presidentes dejen cartas para subrayar la importancia del trabajo, las dificultades y la soledad que a veces conlleva su labor. En general, esas correspondencias dejan de lado el partidismo y ofrecen su apoyo para la nueva gestión
Por ejemplo, la carta del presidente George W. Bush a Barack Obama, dejada en el escritorio presidencial de la Oficina Oval, advirtió al nuevo mandatario que habría “momentos difíciles”, que sus críticos “se enfurecerían” y que sus amigos “se decepcionarían”. Pero, escribió Bush, “tendrás un Dios Todopoderoso que te consolará, una familia que te ama y un país que te apoya, incluyéndome a mí”.
Cuando Obama dejó la presidencia le dejó una carta a Trump. En la misiva le dijo que eran “solo ocupantes temporales” de la Casa Blanca. “Eso nos convierte en guardianes de las instituciones y tradiciones democráticas, como el estado de derecho, la separación de poderes, la igualdad de protección y las libertades civiles, por las que nuestros antepasados lucharon y sangraron”, escribió Obama.
Y añadió: “Independientemente del tira y afloje de la política diaria, depende de nosotros dejar esos instrumentos de nuestra democracia al menos tan fuertes como los encontramos “.