Mientras ahora la plaza de San Pedro está así, el 2 de abril de 2005 se veía así.
“Que nuestro silencio orante acompañe estos primeros momentos del Santo Padre Juan Pablo II con Cristo en el Cielo”.
Juan Pablo II comenzó a apagarse dos meses antes, la noche del 1 de febrero de 2005, cuando fue hospitalizado de urgencia en el Policlínico Gemelli.
Tenía dificultades respiratorias, gripe e inflamación en la garganta.
Durante unas semanas, este hospital de Roma se convirtió en meta de peregrinación. Cientos de personas se acercaron para estar cerca de él. Juan Pablo II los saludó a menudo desde la ventana del décimo piso de la clínica.
A finales de febrero le hicieron una traqueotomía de urgencia. Se quedó sin voz, pero no renunció a ver a los peregrinos.
CARD. DARÍO CASTRILLÓN
“El Santo Padre no volveremos a oírle hablando. Y en lo peor de los casos, cuando el presidente de una compañía importante no puede hablar, puede escribir”.
Ese año, el Papa no pudo estar en las ceremonias de Semana Santa.
P. RANIERO CANTALAMESSA
Predicador de la Casa Pontificia
“Vuelva pronto, Santo Padre, que la Pascua sin usted, es menos Pascua”.
CARD. SERGIO SEBASTIANI
“Estamos asistiendo a la Pasión de Cristo, pero también a la Pasión del representante de Cristo”
. Esta fue su última bendición a los peregrinos, el miércoles 30 de marzo. Un gesto de dolor icono de sus últimas horas.
El día después ya no pudo celebrar la Misa, y recibió el viático, la última comunión.
El portavoz del Papa confirmó que el final estaba cerca.
JOAQUÍN NAVARRO-VALLS “El Papa está consciente, extraordinariamente tranquilo, con los problemas relativos de la dificultad respiratoria. Una imagen nueva para mí. Dificultad respiratoria lógica... Si hay alguna novedad nos mantenemos en contacto”.
En aquellas últimas horas, miles de personas fueron hasta la plaza de san Pedro para despedirse de él.
La luz se encendió en su habitación y se confirmó que algo había pasado. Eran las 9:37 de la noche del 2 de abril de 2005.
Los retoques graves de una campana del Vaticano también lloraron su muerte.
En el Palacio Apostólico comenzó el ritual de reconocimiento y bendición de sus restos, y de destrucción de su anillo y sellado de sus apartamentos.
Luego, se abrió la cámara ardiente en la basílica.
Se calcula que tres millones de personas se acercaron rendirle el último homenaje.
También a su funeral acudieron los poderosos de la tierra, que por unas horas parecieron dejar de lado sus disputas como homenaje al amigo común.
CARD. JOSEPH RATZINGER
Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora en la ventana de la casa del Padre, nos ve y nos bendice. Sí, bendíganos, Santo Padre.
Durante la misa, se elevó un grito espontáneo lleno de significado.
Miles de personas pidieron a la Iglesia que lo declarara santo lo antes posible.
No tardó mucho. Benedicto XVI celebró la beatificación en tiempo récord, sólo 6 años después.
Y el Papa Francisco lo declaró oficialmente santo el 27 de abril de 2014.
Su tumba, en la basílica de San Pedro, es ahora uno de los lugares más apreciados por los peregrinos.
Para ellos, Juan Pablo II es más que un santo: un padre, un amigo y también, un intercesor.